El Congreso busca las conexiones petroleras de Bush

Julio A. Parrado, El Mundo

NUEVA YORK – Los estrechos lazos entre el Gobierno de Bush y las grandes corporaciones no son ningún secreto. Su lista de nominaciones a puestos estatales está repleta de empresarios y ex presidentes de compañías. La oposición demócrata ha acusado reiteradamente a la Casa Blanca de mantener un programa al dictado de los grandes negocios.

 

El Congreso quiere saber ahora con detalle hasta qué punto las principales empresas de petróleo, gas y generación eléctrica son las responsables del controvertido Plan Energético de Bush, el mismo en el que se aboga por el retorno a la energía atómica y se fundamenta el abandono del Protocolo de Kioto.

 

La Oficina de Contabilidad del Congreso, considerada un órgano de gran independencia, está manteniendo una pulseada con el vicepresidente Dick Cheney, que lideró la redacción del informe. Le ha dado un ultimátum para que entregue antes de 20 días todos los detalles de empresarios y ejecutivos petroleros que tomaron parte en ese documento.

 

Si Cheney sigue sin entregar esos datos, la Oficina podría recurrir a los tribunales federales, lo que supondría una confrontación inusual entre el Ejecutivo y el Legislativo de EE.UU.

 

Hasta ahora no existían antecedentes de una pulseada de tal intensidad entre la Oficina de Contabilidad y la Vicepresidencia del país. Es público que Cheney -que, al igual que Bush, trabajó en la industria petrolera- mantuvo reuniones con ejecutivos del sector, entre ellos el presidente de Enron, Kenneth Lay.

 

La negativa del vicepresidente a detallar cómo se redactaron las famosas 100 recomendaciones del llamado Grupo de Política de Desarrollo Energético, ha contribuido a crear mayores sombras sobre los ya de por sí oscuros lazos que unen a la Administración y al poder petrolero.

 

Para salvar las críticas y demostrar que el informe era equilibrado, Cheney mantuvo también contactos con grupos ecologistas, pero éstos aseguraron que las reuniones fueron pocas y llegaron demasiado tarde para que sus aportes quedaran reflejadas en la nueva política energética de Bush.

 

El Plan Energético, presentado el pasado 17 de mayo, era una respuesta a las graves carencias de suministro que padecen muchas zonas del país. La tesis fundamental es que hay que incrementar la producción interior de gas, petróleo y electricidad a base de carbón para reducir la dependencia del exterior.

 

Aunque el documento incluía algunas recomendaciones para elevar el grado de eficiencia energética, en realidad apostaba muy poco por conseguir mejoras en la limpieza de los agentes más contaminantes (automóviles y chimeneas de centrales térmicas) y apoyaba, especialmente, la construcción masiva de centrales *incluidas las nucleares* y el inicio de prospecciones petrolíferas en el Refugio Artico de Alaska, un espacio natural protegido en estos momentos.

20/7/01