El Congreso de la LCR

Diversos diarios italianos se han referido al reciente Congreso de la Liga Comunista Revolucionaria, la sección francesa del Secretariado Unificado. En particular, han resaltado la resolución adoptada por una mayoría del 70% acerca de un acuerdo electoral con otra organización trotskista, Lutte Ouvriere, para las elecciones regionales francesas y parlamentarias europeas del año próximo, en neta contraposición al Partido Socialista y a la llamada "izquierda plural". Además el hecho de que las encuestas pronostican un amplio apoyo a la lista trotskista, superior incluso al récord del 11% obtenido por los tres candidatos trotskistas (LCR, LO y Partido de los Trabajadores) en el primer turno de las presidenciales del 2002. La decisión de la lista unitaria parece positiva, más allá de los graves límites políticos de ambas organizaciones implicadas (sobre nuestro juicio político acerca del tema, ver el artículo sobre las elecciones presidenciales en Proposta N° 33), y el amplio espacio de apoyo de la expresión, contradictoria respecto del propio análisis que el SU hacía después del derrumbe de los "estados obreros degenerados", de una búsqueda, aunque confusa, de amplios sectores de masas de una alternativa radical a la sociedad capitalista.


Sin embargo, este mismo Congreso de una organización que, es verdad, hoy es distinta de la reformista DS brasileña (lo que no quita que sea incalificable su silencio sobre la política contrarrevolucionaria de los afiliados brasileños de la misma organización internacional) ha tenido un momento emblemático que pone de manifiesto la realidad del pablismo en la actualidad, aunque coyunturalmente más de izquierda. Con el 85% de los votos favorables, el Congreso ha resuelto eliminar del estatuto de la organización la referencia a la perspectiva de la "dictadura del proletariado". Según lo que refiere Le Monde, los dirigentes de la LCR han justificado así su decisión: "Es una manera de decir que el ciclo abierto con Octubre de 1917 está hoy cerrado, que es necesario fundar un nuevo proyecto de transformación social…".


Nos parecen palabras claras. La cuestión no es terminológica. Renunciando al concepto de dictadura del proletariado, la LCR, sean o no plenamente conscientes todos aquellos que han votado a favor de tal resolución, renuncia, en los hechos, a la perspectiva de la revolución proletaria.


Es un viejo debate en el movimiento obrero. Hace ya más de cien años, Engels afirmaba que "recientemente el filisteo socialdemócrata ha estado preso del sagrado terror a oír las palabras dictadura del proletariado.¿Quieren saber qué cosa es la ‘dictadura del proletariado’ estos señores? Pues bien, miren a la Comuna de París. Esta fue la dictadura del proletariado".


Estamos seguros de que en el país de la Comuna de París existirán compañeras y compañeros (en la LCR, en LO, en la izquierda del PCF, que se reclaman del marxismo revolucionario, en las nuevas generaciones) que retomarán –a pesar y, si es necesario, contra los dirigentes revisionistas del trotskismo–, la perspectiva concreta de la revolución proletaria y por lo tanto de la dictadura del proletariado, construyendo un verdadero partido marxista revolucionario y por lo tanto leninista, como aquel que dio el asalto al cielo en octubre de 1917, con una experiencia que sigue siendo la base fundamental para toda perspectiva real de cambio del "estado de cosas existente". Sin tal desarrollo, cualquier éxito político o electoral, no importa lo grande que sea cuantitativamente, no representará nada para la lucha por la liberación de la explotación y de la opresión de esta sociedad.