El esfuerzo de Chávez no alcanza

“Que nadie vaya a creer que mi presencia aquí significa que ganamos la batalla”, aclaró Chávez ante la multitud que lo recibió en su regreso a Venezuela, luego de casi un mes de estadía en Cuba, donde fue operado de un tumor maligno en la zona pélvica, que lo tuvo cuatro días en terapia intensiva.

En un principio, se había postergado la celebración del bicentenario de la independencia de Venezuela del 5 al 8 de julio, de modo que el regreso de Chávez para participar de la fecha histórica debe ser interpretado como un esfuerzo personal para desarmar una crisis política que ha venido madurando en varios planos por su ausencia. Se insinuó en algún momento que Chávez gobernaría desde Cuba para no resignar su cargo en el vicepresidente. Ahora se especula que el retorno formaría parte de una agenda de idas y vueltas a la isla para esquivar la limitación constitucional a las salidas presidenciales al exterior.

La oposición de derecha se ha cuidado de insinuar que la enfermedad de Chávez lo incapacitaría para seguir gobernando y se limita a reclamar que asuma el vice. Este ha dicho que Chávez está autorizado a permanecer en el exterior por noventa días, extensible a otro período de igual duración. Semejante alternativa plantea un vacío parcial de poder e insinúa una eventual incapacidad de Chávez para presentarse a la reelección a fines del año que viene. Algunos derechistas hacen otra conjetura: Chávez no tiene nada y sólo pretende conmover a sus partidarios que están vacilando, al estilo de la viudez de la Presidenta de Argentina.

El vocero de las comunidades venezolana y cubana en Miami, Andrés Oppenheimer, evalúa la posibilidad de una incapacidad permanente o prolongada de Chávez que plantee su sucesión. Destaca al gobernador del estado Barinas, hermano de Chávez, Adán, quien tendría la ventaja indudable del apellido, pero que representa al ala de la ‘profundización del modelo’ -al modo de algunos profetas juveniles de La Cámpora. Según Oppenheimer, este curso contrariaría la línea dominante en las fuerzas armadas. En este escenario, advierte a la oposición para “que no pierda la cabeza” bajo el estímulo de la agitación que acompañará a esta crisis -es decir que no vuelva al golpismo y que se arme de paciencia. Las gestiones para que su hermano Adán asuma el poder emularían el traspaso del mando de Fidel a Raúl o de Gaddafi a su hijo.

El regreso de Chávez a Venezuela se habría producido contra las recomendaciones médicas y de Fidel Castro, lo que pone al desnudo la ficción que representa el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que no es capaz de hacer frente a la coyuntura política mediante decisiones que deberían ser tomadas deliberativamente en un Congreso debidamente preparado. Las dificultades personales o el ocaso de un líder siempre provocan una crisis, incluso en los partidos revolucionarios -los que también tienen sus líderes, aunque de un carácter diferente al de un caudillo bonapartista. Pero existe una diferencia de calidad entre un liderazgo de partido y un poder personal -que tiene por eje a la camarilla de Estado. La enfermedad de Chávez ha sembrado una confusión enorme en el oficialismo, pero incluso más en la oposición de derecha. La declinación del bonapartismo ha reforzado las condiciones políticas comunes a todo bonapartismo, porque en más de una década de chavismo no se ha diseñado ninguna delimitación política desde el campo de la clase obrero o el socialismo.