El fallo judicial contra Microsoft

Después de un año, se dictó el fallo preliminar que ha sido calificado como “el mayor juicio antimonopólico de la historia”. La justicia norteamericana ha encontrado que Microsoft es “un monopolio implacable y depredador (que) ha estrangulado a la competencia y las innovaciones que pudieran amenazar su monopolio (y) ha perjudicado a los consumidores de una manera inmediata y fácilmente discernible” (The Wall Street Journal, 8/11).


Fueron necesarios un año de debates y millones de dólares para “constatar lo obvio” (Financial Times, 8/11). Ha obligado a fabricantes de computadoras y proveedores de servicios de Internet a incluir su ‘navegador’ Explorer (el programa mediante el cual se puede ‘navegar’ por Internet) y sus aplicaciones (como procesadores de texto o planillas de cálculo) en detrimento de sus competidores. Mediante acuerdos de exclusividad con los proveedores de máquinas y servicios, Microsoft logró una posición dominante en toda la industria.


La “severidad del fallo preliminar fue shockeante” (ídem). “Nadie esperaba que la derrota (de Microsoft) fuera tan completa”, confirma un semanario (Business Week, reproducido por El Cronista, 15/11). Microsoft podría ser obligada a aceptar determinadas reglas en cuanto a precios, o a la prohibición de ‘integrar’ sus programas en un único ‘paquete’, o a contratos de exclusividad con fabricantes de PCs y proveedores de servicios de Internet. No se descarta el recurso extremo de desmembrar a Microsoft en varias empresas. Esto ocurrió con la telefónica AT&T, en otro sonado ‘juicio antimonopolio’ (1974/1982).


Microsoft podría ‘arrastrar’ el juicio hasta llegar a la Corte Suprema, pero los comentaristas consideran esta estrategia como excepcionalmente peligrosa para Microsoft y le recomiendan que busque un “acuerdo extrajudicial”. El propio juez de la causa ha llamado a las partes a negociar antes de dictar su veredicto final.


En el trasfondo del juicio existe una lucha entre los grandes monopolios de la informática por el dominio de Internet y del comercio electrónico. Un acuerdo extrajudicial establecería un “monopolio regulado” entre Microsoft y sus competidores. Es lo que quieren, precisamente, estos últimos (Sun Microsystems, America On Line, Netscape, Oracle y, sobre todo, IBM).


Pero hay otros escenarios de guerra. En el último año, Microsoft ha invertido 8.000 millones de dólares en la compra de trece empresas (y en la participación significativa en el paquete accionario de otras treinta, en particular la ATT) de telecomunicaciones y redes de TV por cable, para asegurarse una posición dominante en las vías de distribución de Internet. Por eso, el presidente de la Sun Microsystems reclama que “se debería prohibir a Microsoft comprar los canales de distribución del futuro” (Financial Times, 8/11).


Para la burguesía norteamericana, la dominación de Microsoft convierte a su “tasa de beneficio (en) un impuesto sobre el equipamiento informático…”(Le Monde Diplomatique, 8/98). Además, como señalamos hace ya un año, “dominando Internet, Microsoft estaría en condiciones de establecer acuerdos monopólicos con los distintos pulpos comerciales e industriales interesados en vender a través de la red. Así, Microsoft se convertiría, no ya en un monopolio informático, sino por sobre todo, en el principal monopolio comercial del planeta. Ya no serían sólo los ‘pequeños’pulpos informáticos sino los grandes pulpos industriales y financieros –como General Motors, Ford o el Citibank– los que se verían obligados a‘ir al pie’ de Microsoft” (Prensa Obrera, nº 607, 12/11/98).


Esta perspectiva obliga al gobierno norteamericano a limitar judicialmente el monopolio de Microsoft.