El hundimiento del gobierno de Batlle

El préstamo “salvador” del FMI no salvó a Uruguay. Todos los indicadores económicos han empeorado violentamente. La recaudación impositiva cayó en picada. La recesión se agravó. Crecieron los despidos y el número de quiebras y cierre de comercios. El crédito y la liquidez desaparecieron. En agosto, la inflación fue del 14% y la devaluación de la moneda, del 17%. Las reservas del Banco Central siguen en un nivel mínimo.


La cuestión de los bancos intervenidos no ha sido resuelta. La expropiación del 30% de los depósitos (convertida en “capitalización”) y el aporte de 8 millones de dólares por parte de los empleados bancarios (negociado por la dirección sindical, a cuenta de los futuros ajustes salariales por la inflación) no han convencido al FMI a autorizar al grupo Moon a reabrir el Banco de Crédito; mucho menos a autorizar la fusión de los restantes bancos intervenidos en una única institución… aun cuando el sindicato bancario – autor de esta propuesta – acepta una reducción sustancial de empleados.


La incobrabilidad de los préstamos bancarios, que ya era elevada antes de la devaluación, se disparó: el 50% de los préstamos de la banca oficial y el 20% de los de la banca privada son incobrables. Estas cifras van a seguir creciendo, a la vista de las denuncias de los deudores de que las cuotas superan el 70% de sus ingresos. Algunos bancos comenzaron a “pesificar” sus créditos pero para promover una nueva confiscación: las cuotas se ajustarían por la inflación, que está creciendo mucho más que la devaluación.


La crisis política se agrava. El Partido Blanco, que integra la coalición gubernamental, anunció que se retirará del gabinete, aunque todavía no fijó la fecha. “Los blancos, que hace tiempo agitan el fantasma de la ruptura con el gobierno del presidente Jorge Batlle, decidieron ayer que el día que la mayoría del directorio del partido resuelva retirar los ministros, todos los nacionalistas dejarán la coalición. De esta forma, los nacionalistas definieron ayer cómo será la ruptura, y ahora comenzaron a analizar cuándo se producirá” (El Observador, 17/9).


Cuando la economía se derrumba, la coalición gubernamental hace agua; según las encuestas, el 50% de la población reclama que Batlle se vaya y crece la resistencia popular. También la oposición frenteamplista entró en una gruesa crisis política. El ala encabezada por Danilo Astori reclama que el FA apoye abiertamente al gobierno. La crisis política simultánea en el gobierno y en la oposición retrata una crisis de fondo del régimen político.


El imperialismo no se hace ilusiones sobre el futuro del gobierno de Batlle. “La mayoría de los observadores – e incluso, en forma privada, los economistas del FMI – dicen que la cuestión es cuándo – y no, si – Uruguay caerá en la cesación de pagos” (The Economist, 28/9). Pero, según esas mismas fuentes, “las posibilidades de que Batlle pueda evitar la cesación de pagos dependen en gran parte de cuánto descontento social enfrente” (The Economist, 7/9).