En la última semana, se ha conocido la noticia de que el número de personas en pobreza extrema caería por debajo del 10%. Es la primera vez que esa proporción desciende por debajo de los dos dígitos, alcanzando, según el Banco Mundial, a 702 millones de personas.

De todos modos, las cifras dejan un gran margen de dudas “Siempre hubo un problema de credibilidad en torno de las cifras de pobreza de nivel mundial y no está claro que las cosas vayan a mejorar en un futuro previsible” (Financial Times, 28/9). Lo cierto es que han aumentado las sospechas de que el Banco Mundial estaría manipulando las cifras.

Por lo pronto, uno de los cuestionamientos mayores reside en cómo se determina el umbral de la pobreza. “Cuando el Banco Mundial elevó por primera vez el umbral de la pobreza de 1,08 a 1,25 dólares por día en 2008, anunció que había que agregar 400 millones de pobres más -un tercio de la población de China- respecto al cálculo previo. Estas bruscas oscilaciones hablan por sí solo, de la discrecionalidad en los indicadores.

De acuerdo con estudios que se vienen realizando dentro y fuera del Banco Mundial, se calcula que, si se computara las variaciones operadas estos años en el poder adquisitivo, el umbral de la pobreza debería ser ascendido a 1,90 dólares. Si se tomara este parámetro, estaríamos no con una disminución sino con un aumento de la pobreza extrema. Esto se compadece más con el escenario mundial reinante en la actualidad dominado por la bancarrota capitalista. Ni hablar del hecho que las estadísticas de 2014 no registran aún la crisis de los emergentes, por lo cual, el panorama debería traducirse en un agravamiento mayor del problema. “La realidad es que muchas de las personas que salieron de la pobreza extrema siguen siendo vulnerables a volver a caer en ella. Casi el 90% de las personas que salieron de la indigencia siguen viviendo con 5 dólares o menos” (ibídem).

Los K han tenido un buen maestro a la hora de manipular los datos del Indec. El maquillaje de la pobreza es mundial.