El libre comercio Mercosur-Israel, instrumento de opresión


Lo que está sucediendo en Gaza es una demostración de que el acuerdo de "libre comercio" firmado por el Mercosur con Israel es un instrumento de opresión del pueblo palestino. El gobierno argentino no ha emitido la más ligera crítica ante los crímenes cometidos por su nuevo "socio comercial" contra el pueblo de Gaza.


Desde septiembre de 2000, Israel rotuló como propia el 13 por ciento de la tierra agrícola de la Franja. El Estado sionista impide que los productos de Gaza lleguen a los mercados israelíes, al mismo tiempo que impide la llegada de materias primas desde Israel. Como consecuencia de estos bloqueos, un informe de la Federación Palestina de Industrias, de noviembre del año pasado, indicaba que el 95 por ciento de las fábricas de la Franja habían debido cerrar sus puertas. El desempleo entre los palestinos supera el 80 por ciento.


El periodista israelí Yossi Wolfson denuncia que "la dependencia económica de Gaza respecto de Israel es el fruto de una política deliberada que se viene aplicando desde hace décadas. En Gaza, como en Cisjordania, Israel obstaculizó cualquier industria naciente que pudiera competir con ella. Reforzó la dependencia de Gaza de la electricidad y el gas israelí. Convirtió a los habitantes de Gaza en una fuerza de trabajo barata para la industria israelí, primero en Israel y luego desarrollando un área industrial en el cruce de Erez. Israel se benefició de la dependencia de Gaza de sus productos. De acuerdo a informes del verano (boreal) de 2007, cerca de un cuarto de la fruta cosechada en Israel se vendía en los Territorios Ocupados…" (Challenge Mag, 21/1).


Wolfson va más lejos: denuncia que al mismo tiempo que Israel bloquea el ingreso de alimentos, medicinas y combustible, dos grupos industriales israelíes están batallando para que la Corte Suprema israelí los autorice a extraer gas natural del yacimiento ubicado en las afueras de la costa de Gaza, que se encuentran bajo el control de la marina sionista. "Israel no puede resistir la tentación de explotar los recursos de Gaza", concluye Wolfson (ídem).


Señalando la complicidad de la Unión Europea en esta guerra económica, el palestino Omar Barghouti denuncia que "los productos israelíes, desde naranjas a sistemas de seguridad de alta tecnología están fluyendo hacia Europa como nunca antes. Las instituciones académicas israelíes gozan de una relación especial, muy lucrativa, con órganos relevantes en la UE. Grupos de danza y orquestas israelíes son invitados a giras europeas…" (The Electronic Intifada, 22/1). ¿No es esto lo que sucederá en nuestro país cuando entre en vigencia el tratado de "libre comercio" del Mercosur con Israel?


Barghouti tiene toda la razón cuando afirma que "todos los gobiernos que siguen manteniendo relaciones normales con Israel serán responsables de complicidad, directa o indirecta, con los crímenes contra la humanidad de Israel en Gaza" (ídem). Esto se aplica, en primer lugar, al gobierno de Cristina K., que no ha emitido una sola palabra de repudio a la barbarie desatada por el sionismo contra la población civil de la Franja.


Movilicémonos para impedir que entren al país mercancías manchadas con la sangre de los palestinos de Gaza. Movilicémonos para impedir que lleguen a Israel productos argentinos y del Mercosur que sean usados para reforzar la opresión de los palestinos. Movilicémonos para impedir que el Congreso ratifique el acuerdo de "libre comercio" con los sitiadores de Gaza y los violadores de la ley internacional.