Él nuevo ejecutivo de la Central Obrera Boliviana

Una oleada de luchas y manifestaciones masivas ha puesto de nuevo en crisis la política del gobierno antiorero de Sanchez de Losada. Al mismo tiempo, el XI° Congreso de la COB desplazo a la anterior dirección y eligió presidente al minero Edgar ´Huracán´ Ramírez, que propugna una “resistencia subversiva” contra el ´modelo neoconservador´.


El plan del gobierno y la burguesía bolivianos y del imperialismo, pugna imponerle a las masas la reforma labo­ral y la flexibilización, destruir los con­venios laborales; e instalar la contrata­ción individual, la licencia para despe­dir sin indemnización, la fijación indi­vidual de las condiciones de trabajo y de salario, la jubilación privada y la privatización de la salud, la aniquila­ción de los derechos sociales de las masas, la profundización de la reforma educativa, la expropiación de las tie­rras a las comunidades indígenas.


El martes 17 pasado hubo una mar­cha de protesta de 10.000 trabajadores asalariados, “una demostración de fuerzas sin equivalente desde hace diez años” (Le Monde, 22/9). Apenas diez días después arribaron a La Paz más de 20.000 campesinos (cocaleros, agricultores, colonos) para manifestar contra la Ley de Distribución de Tierras. Los campesinos manifestaron por las principales calles de la ciudad en medio de fuertes muestras de solidaridad ciudadana. En una mul­titudinaria asamblea convocada en una plaza pública, los campesinos de­cidieron mantener las protestas hasta que el gobierno acceda a discutir los términos de la ‘Ley de Tierras’ e “in­crementar la presión” con el blo­queo de carreteras y la huelga general. Los campesinos denuncian que “la Ley de Tierras no hará otra cosa que limitar la distribución de tie­rras, revertir al Estado aquéllas en las que se cultiva la hoj a de coca y fomentar el latifundio a través de la subasta de tierras entre em­presarios nacionales y extranje­ros” (Crónica, 18/9).


Pirotecnia verbal


El actual comité ejecutivo de la COB es una mezcla de miembros de la anterior dirección, incluso de la coali­ción gobernante y del oficialismo, y del sector ‘combativo’ de ‘Huracán’ Ramírez, quien dijo que “los trabaja­dores irán hasta las últimas con­secuencias” (Presencia, 6/9), “sin medias tintas, ni pactos sociales”.


El radicalismo discursivo de Ra­mírez ha ilusionado a prácticamente toda la izquierda. El secretario de Régimen Interno, Hugo San Martín, consideró, sin embargo, “que el actual Comité Ejecutivo de la COB es pluralista y que también hay diri­gentes del Movimiento Nacional Reformista (MNR), pero que esen­cialmente existen coincidencias entre el dirigente Ramírez y el go­bierno” (Presencia, 6/9).


Aunque insiste en que la COB man­tiene su consigna de “obreros al po­der”, el nuevo ejecutivo sindical se nie­ga, en medio de las radicales protestas obreras, a definir un programa y un plan de acción contra el gobierno. Pregunta­do por un diario boliviano acerca de la nueva estrategia y los nuevos métodos de la central sindical, el secretario gene­ral de la COB, Wálter Aguilera, respon­dió; “No. No puedo anticiparle, todo está en función a lo que se determi­ne como Comité Ejecutivo”, y definió a la COB como defensora de la vigencia del sistema democrático, porque es “una conquista de los trabajadores, que continuarán empeñados en su preservación” (10/9). Un sector del ejecutivo liderado por Lucio González quiere ir más a fondo cuando dice que “aunque la pobreza y la miseria son insoportables, las condiciones no están dadas para que los obreros tomen por asalto el poder y creen un sistema social equitativo”. Las cosas han cambiado, insiste, “el para­digma del socialismo ha desapare­cido y la globalización es un hecho”. Para este sector mayoritario de la COB, “se impone cada vez más la política de concertación (…).La realidad nos dice que no concertar en las actuales condiciones nos puede lle­var por un camino donde corremos el riesgo de perderlo todo” (Presen­cia, 8/9). Para esta burocracia, que no ha dejado de “aspirar a una sociedad socialista ni a poseer un día los medios de producción”, se trata de “construir para los obreros dispu­tando en democracia todos los es­pacios de la casta dominante, desde el Parlamento (…) hasta los medios de producción” (Presencia, 8/9).


Es decir, algún día, el socialismo, pero hoy, la integración al parlamenta­rismo y al Estado. Hay que abandonar los “fantasmas del pasado”; ‘el secta­rismo’, el “aferrarse a las glorias del pasado”; el “reduccionismo obreris­ta”; “no asumir la democracia”, y comprender “cómo los sujetos socia­les pueden .convertirse en sujetos políticos para alcanzar la transfor­mación de la sociedad” (ídem). Esto planteó, en oposición a los dichos de ‘Huracán’ Ramírez, Lucio González, de la Secretaría Interna de la COB.


Para ‘Huracán’ Rodríguez, “la es­trategia de lucha para cambiar el poder y el modelo económico debe comenzar en el sindicato y prolon­garse en un instrumento político que concrete el objetivo estratégi­co”, “dando fuerza social” a la lucha y “a los movimientos sindicales y populares”, porque “nuestra vieja izquierda está yendo llevada por la riada del neoliberalismo” (Presencia, 8/9). Ramírez está fuertemente condicionado por el movimientismo y el sindicalismo, no plantea la necesidad del partido, y ve a la lucha política como derivación de la sindical.


La ‘nueva COB’ debe ir a una nue­va crisis, como consecuencia de su com­posición contradictoria y de su confu­sión.