Internacionales
3/10/1996|513
Él nuevo ejecutivo de la Central Obrera Boliviana
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Una oleada de luchas y manifestaciones masivas ha puesto de nuevo en crisis la política del gobierno antiorero de Sanchez de Losada. Al mismo tiempo, el XI° Congreso de la COB desplazo a la anterior dirección y eligió presidente al minero Edgar ´Huracán´ Ramírez, que propugna una “resistencia subversiva” contra el ´modelo neoconservador´.
El plan del gobierno y la burguesía bolivianos y del imperialismo, pugna imponerle a las masas la reforma laboral y la flexibilización, destruir los convenios laborales; e instalar la contratación individual, la licencia para despedir sin indemnización, la fijación individual de las condiciones de trabajo y de salario, la jubilación privada y la privatización de la salud, la aniquilación de los derechos sociales de las masas, la profundización de la reforma educativa, la expropiación de las tierras a las comunidades indígenas.
El martes 17 pasado hubo una marcha de protesta de 10.000 trabajadores asalariados, “una demostración de fuerzas sin equivalente desde hace diez años” (Le Monde, 22/9). Apenas diez días después arribaron a La Paz más de 20.000 campesinos (cocaleros, agricultores, colonos) para manifestar contra la Ley de Distribución de Tierras. Los campesinos manifestaron por las principales calles de la ciudad en medio de fuertes muestras de solidaridad ciudadana. En una multitudinaria asamblea convocada en una plaza pública, los campesinos decidieron mantener las protestas hasta que el gobierno acceda a discutir los términos de la ‘Ley de Tierras’ e “incrementar la presión” con el bloqueo de carreteras y la huelga general. Los campesinos denuncian que “la Ley de Tierras no hará otra cosa que limitar la distribución de tierras, revertir al Estado aquéllas en las que se cultiva la hoj a de coca y fomentar el latifundio a través de la subasta de tierras entre empresarios nacionales y extranjeros” (Crónica, 18/9).
Pirotecnia verbal
El actual comité ejecutivo de la COB es una mezcla de miembros de la anterior dirección, incluso de la coalición gobernante y del oficialismo, y del sector ‘combativo’ de ‘Huracán’ Ramírez, quien dijo que “los trabajadores irán hasta las últimas consecuencias” (Presencia, 6/9), “sin medias tintas, ni pactos sociales”.
El radicalismo discursivo de Ramírez ha ilusionado a prácticamente toda la izquierda. El secretario de Régimen Interno, Hugo San Martín, consideró, sin embargo, “que el actual Comité Ejecutivo de la COB es pluralista y que también hay dirigentes del Movimiento Nacional Reformista (MNR), pero que esencialmente existen coincidencias entre el dirigente Ramírez y el gobierno” (Presencia, 6/9).
Aunque insiste en que la COB mantiene su consigna de “obreros al poder”, el nuevo ejecutivo sindical se niega, en medio de las radicales protestas obreras, a definir un programa y un plan de acción contra el gobierno. Preguntado por un diario boliviano acerca de la nueva estrategia y los nuevos métodos de la central sindical, el secretario general de la COB, Wálter Aguilera, respondió; “No. No puedo anticiparle, todo está en función a lo que se determine como Comité Ejecutivo”, y definió a la COB como defensora de la vigencia del sistema democrático, porque es “una conquista de los trabajadores, que continuarán empeñados en su preservación” (10/9). Un sector del ejecutivo liderado por Lucio González quiere ir más a fondo cuando dice que “aunque la pobreza y la miseria son insoportables, las condiciones no están dadas para que los obreros tomen por asalto el poder y creen un sistema social equitativo”. Las cosas han cambiado, insiste, “el paradigma del socialismo ha desaparecido y la globalización es un hecho”. Para este sector mayoritario de la COB, “se impone cada vez más la política de concertación (…).La realidad nos dice que no concertar en las actuales condiciones nos puede llevar por un camino donde corremos el riesgo de perderlo todo” (Presencia, 8/9). Para esta burocracia, que no ha dejado de “aspirar a una sociedad socialista ni a poseer un día los medios de producción”, se trata de “construir para los obreros disputando en democracia todos los espacios de la casta dominante, desde el Parlamento (…) hasta los medios de producción” (Presencia, 8/9).
Es decir, algún día, el socialismo, pero hoy, la integración al parlamentarismo y al Estado. Hay que abandonar los “fantasmas del pasado”; ‘el sectarismo’, el “aferrarse a las glorias del pasado”; el “reduccionismo obrerista”; “no asumir la democracia”, y comprender “cómo los sujetos sociales pueden .convertirse en sujetos políticos para alcanzar la transformación de la sociedad” (ídem). Esto planteó, en oposición a los dichos de ‘Huracán’ Ramírez, Lucio González, de la Secretaría Interna de la COB.
Para ‘Huracán’ Rodríguez, “la estrategia de lucha para cambiar el poder y el modelo económico debe comenzar en el sindicato y prolongarse en un instrumento político que concrete el objetivo estratégico”, “dando fuerza social” a la lucha y “a los movimientos sindicales y populares”, porque “nuestra vieja izquierda está yendo llevada por la riada del neoliberalismo” (Presencia, 8/9). Ramírez está fuertemente condicionado por el movimientismo y el sindicalismo, no plantea la necesidad del partido, y ve a la lucha política como derivación de la sindical.
La ‘nueva COB’ debe ir a una nueva crisis, como consecuencia de su composición contradictoria y de su confusión.