El Partido Obrero en Grecia: “por un Frente Único internacional contra las guerras imperialistas”

Entrevista a Jorge Altamira publicada en Prin, el periódico de la Corriente de Izquierda (NAR) de Grecia.
 


Entrevista a Jorge Altamira publicada el 3 de junio pasado en el periódico Prin, órgano de NAR, Corriente de Izquierda, una escisión histórica del Partido Comunista de Grecia, que en la actualidad es el componente más importante de Antarsya, una coalición de partidos de la izquierda anticapitalista.


 


El reportaje fue realizado en el marco de la Conferencia Obrera Euro-Mediterránea, convocada por la Red Euro-Mediterránea, en especial el EEK de Grecia y del DIP de Turquía –Partido Obrero Revolucionario en ambos casos.


 


La delegación del Partido Obrero argentino, integrada por los compañeros Altamira y Rafael Santos, mantuvo durante su estadía en Grecia reuniones con varios agrupamientos obreros – los más destacados con la dirección sindical del emporio del aluminio, ex Pechiney, y con la de la Cámara del Trabajo, en la ciudad de Livadia, a 120 kilómetros de Atenas. También fueron importantes la entrevista realizada a Altamira en la radio autogestionada por los ex trabajadores de la Televisión Estatal de Grecia, y las reuniones con los partidos anticapitalistas del país.


 


En las últimas elecciones en Argentina, el kirchnerismo fue derrotado por Macri. ¿Cómo afectó este cambio la situación social y política? ¿Se ha desarrollado una resistencia a sus duras políticas neoliberales? Por favor, danos ejemplos de que hay señales de radicalización de las masas.


 


El kirchnerismo dejó como legado una severa crisis industrial y una crisis financiera. El nuevo gobierno la agravó como consecuencia de la devaluación de la moneda y de un aumento extraordinario de precios de servicios públicos (entre 400 y 1000 por ciento), lo que incrementó la carestía (un 35/40 por ciento anual), la caída del consumo y un aumento de despidos. Esta política anti-obrera fue apoyada por el conjunto de partidos capitalistas, en el Congreso, incluido el FpV kirchnerista, y la burocracia de la CGT, que había apoyado al gobierno anterior. Desde la ocupación de la fábrica AGR-Clarín, el principal monopolio de medios gráficos y audiovisuales, debido a despidos, se desarrollaron luchas importantes: una huelga a repetición de docentes, un paro de 24 horas de la CGT, la marcha de las mujeres el 8 de marzo, y recientemente una manifestación de medio millón de personas –sólo en la Capital– en respuesta a una liberación de genocidas, por resolución de la Corte Suprema. La provincia de Santa Cruz, donde gobierna Alicia Kirchner, hermana de Néstor Kirchner, se encuentra en huelga indefinida desde febrero. Hay grandes movilizaciones de las organizaciones de desocupados – y, naturalmente, luchas parciales.


 


Hemos visto en los últimos años un crecimiento enorme del FIT. ¿Qué relación existe entre este éxito y la radicalización de las masas y el movimiento obrero?


 


El crecimiento del FIT ha tenido lugar bajo el gobierno kirchnerista, o sea que representó una delimitación política con relación al nacionalismo, y debido a nuestra intervención intensa en las luchas, los sindicatos, la juventud y el movimiento de mujeres. Esta política evitó que sufriéramos las consecuencias del derrumbe del gobierno kirchnerista. El avance electoral es un resultado de nuestra política en el seno de las masas. Argentina está cruzada por luchas, pero ahora se ve acompañada por una radicalización en términos políticos. El FIT es la oposición política de izquierda más reconocida por los trabajadores y una parte creciente de la clase media, y se extiende a lo largo y ancho del país.


 


¿Qué factores han incidido en que este ascenso se exprese una década después del Argentinazo?


 


Este crecimiento del FIT es un reflejo tardío del Argentinazo. El kirchnerismo pretendió contenerlo mediante la demagogia populista y los recursos financieros que le brindó el crecimiento impresionante de los precios de los productos de exportación. El Partido Obrero fue el mayor protagonista del movimiento piquetero. La delimitación política desarrollada frente al kirchnerismo, por un lado, y la derecha, por el otro, permitió recuperar la continuidad con la rebelión de 2001. El resto de la izquierda hizo seguidismo al kirchnerismo e incluso a la derecha, al apoyar el lock out de la oligarquía agraria en 2008. Esto explica el lugar único que ocupa el FIT en general, y el Partido Obrero por sobre todo. Argentina es un ejemplo vivo de la importancia de la independencia política de clase como línea estratégica de la izquierda. Constituye una reivindicación del trotskismo, que hoy en día se ha convertido en corriente popular, en especial entre las masas más explotadas y la juventud y, al mismo tiempo, entre la intelectualidad.


 


El slogan principal del Argentinazo fue “Que se vayan todos”. ¿Vos crees que este sentimiento es aún generalizado en el pueblo argentino?


 


La consigna “que se vayan todos” fue revolucionaria, pero al mismo tiempo antipolítica y por lo tanto la evidencia de una falta de salida. El desarrollo de la izquierda revolucionaria dibuja un nuevo escenario histórico.


 


La situación en América Latina en su conjunto es muy crítica. ¿Cómo caracterizás los desarrollos políticos en Brasil? ¿Afectan a Argentina?


 


La crisis en Brasil es un resultado del fracaso del intento de desarrollar una burguesía nacional con los recursos del estado por parte de los gobiernos del Frente Popular – una alianza del PT y los mayores partidos de la burguesía. Los procesos de corrupción apuntan a demoler el limitado monopolio del estado en materia petrolera (Petrobrás) y en obras de infraestructura (Odebrecht). Esto explica la participación extraordinaria que han tenido el Departamento de Justicia y el gobierno de EEUU en las denuncias de corrupción. Representa el derrumbe moral y político del PT, que pretendió actuar como vehículo político de los grandes capitales. El éxito huelga general de hace tres semanas, que fue llamada por la CUT pero no organizada por ella, significa el comienzo de la intervención de la clase obrera en la crisis política. La crisis brasileña afecta a Argentina de dos maneras: las más importante es que pone al desnudo la incapacidad de la derecha para gobernar; lo segundo es que puede producir una crisis financiera que se extenderá a todo el Mercosur, incluido el default de la deuda externa.


 


¿Cuáles son tus estimaciones acerca del gobierno de Maduro, su propuesta de una asamblea constituyente y la amenaza de un golpe de parte de la derecha y del imperialismo norteamericano?


 


La caída de los precios del petróleo ha producido una crisis sistémica en la experiencia ‘bolivariana’. El chavismo acentuó el carácter rentístico de Venezuela; no cambió las estructuras históricas del país. El Socialismo del Siglo XXI resultó un pretexto retórico para contener una revolución social. La Constituyente que convocó Maduro no es tal, porque otorga a las organizaciones chavistas la mitad de la representación; por otro lado es un intento de preservar el inmovilismo político. De régimen plebiscitario, el chavismo se ha convertido en un gobierno ‘de facto’ que actúa según sus reglas. Lo han abandonado sus fracciones de izquierda y liberales. El golpe de estado solamente puede venir del alto mando militar – que es chavista. Si esto ocurriera, tendríamos un gobierno de transición que pactaría con la derecha.


 


Hace una semana tuvo lugar la 4° Conferencia Obrera EuroMediterránea. ¿Cuáles son las posibilidades de un nuevo internacionalismo y una cooperación entre las fuerzas anticapitalistas?


 


Tenemos que hacer todo lo posible por establecer un Frente Único internacional contra las guerras imperialistas y el imperialismo, contra la política de la Troika, contra la colaboración de las potencias imperialistas por reconvertir al Medio Oriente en un Protectorado, y para defender las luchas ucranianas y palestinas, contra el gobierno de Kiev, por un lado, y contra el sionismo, por el otro. Muchas llamadas ‘fuerzas anticapitalistas’, sin embargo, apoyan una supuesta ‘revolución siria’ compuesta por grupos sostenidos por la NATO. Aunque el rol de Rusia en esta crisis es diferente al del imperialismo, la intervención de Putin apunta a un acuerdo político con el imperialismo, o sea que es igualmente una intervención reaccionaria, una intervención contra la revolución social en el Medio Oriente. De un modo general, estratégico, un frente de lucha práctico contra el imperialismo debe dejar en claro que la única salida es la lucha internacional por gobiernos obreros y campesinos y la dictadura del proletariado.