El Partido Socialista Obrero de Gran Bretaña

Contribución de Chris Edwards, militante trotskista de Inglaterra

El Partido Laborista Socialista (SLP) que se fundó en mayo pasado (ver Prensa Obrera Nº 508) es un importante desarrollo para la vanguardia de la clase obrera británica. Según mi conocimiento, nunca se ha producido el caso de que el ala izquierda de la burocracia de los sindicatos rompiera con el Partido Laborista y el resto de la burocracia sindical para formar un nuevo partido. No fue éste el caso ni en el Partido Comunista (PCGB) en la década del 20, ni en el Partido Laborista Independiente, en la década del 30 —los dos antecedentes históricos comparables con la ruptura del SLP. Sin embargo, en términos de masas, el SLP todavía es marginal. El mayor peligro que enfrenta es el de su sectarismo hacia las organizaciones de masas de la clase obrera —el Partido Laborista y los sindicatos. El Partido Laborista continúa siendo una organización de masas de la clase trabajadora. Es demasiado grande y central, en una manera negativa, a la política de la clase obrera para ignorarlo. No puede ser salteado. Debe ser enfrentado. En orden a volverse menos marginal, el SLP debe crecer a expensas del Partido Laborista –es necesaria una fractura en el Partido Laborista mucho más profunda que la representada por el SLP. (…).


La táctica del frente único es esencial para construir el SLP. El SLP es demasiado pequeño como partido para plantearse inmediatamente un frente con el Partido Laborista sobre una base nacional. Pero puede establecer un frente único con sectores de su ala izquierda, a través de una fracción interna de trabajo.


El entonces revolucionario Partido Comunista de Gran Bretaña, en los años 20, sostuvo esta estrategia bajo la guía de Lenin. El PC apoyó la muy exitosa organización entrista ‘Movimiento Nacional de Izquierda’, mientras continuaba presentando una alternativa al Partido Laborista. También tuvo una organización revolucionaria en los sindicatos, el ‘Movimiento Minoritario’, que organizó a una capa de trabajadores y simpatizantes. (…).


El mismo punto emerge de la experiencia del Partido Laborista Independiente en la década del 30 y del consejo de Trotsky a sus compañeros de ideas británicos en relación a este partido. El ILP era una organización mucho más grande que el SLP de hoy y adoptó una posición que apoyaba la necesidad de la dictadura del proletariado. Al mismo tiempo, sostenía que la agitación fabril era más importante que el trabajo electoral. Urgiendo a sus compañeros en Gran Bretaña a unirse al ILP, Trotsky también planteaba que el ILP debía plantearse una política de frente único con el Partido Laborista y los sindicatos. “Mientras rompemos con el Partido Laborista, es necesario volverse hacia él”, argumentaba. Infortunadamente, no todos los trotskistas británicos entendieron el consejo, y aquellos que lo hicieron, fueron demasiado débiles para influenciar al ILP.


En relación al trabajo electoral, Trotsky apoyaba la presentación de candidatos del ILP contra candidatos del Partido Laborista, incluso a riesgo de escindir el voto anti-conservador, llamando a votar por los candidatos laboristas allí donde no fuera posible presentar candidatos del ILP.


Mientras muchos compañeros en el SLP probablemente coincidirían con estas posiciones, hay quienes se oponen incluso a llamar a votar al laborismo en los distritos donde el SLP no está en condiciones de presentarse. Algunos, en la izquierda, como el Militant Labour, declaran que el Partido Laborista no es ahora un “partido obrero-burgués” como lo definió Lenin, es decir, burgués por su política y su dirección, pero con una base de masas en la clase obrera y en los sindicatos. Militant Labour argumenta que es simplemente un partido burgués, como el Partido Liberal o el Partido Demócrata norteamericano. Por lo tanto, no deberíamos llamar a votarlo. En mi opinión, esto es falso hasta la raíz. (…). La masa de trabajadores todavía tiene significativas ilusiones en el reformismo laborista. Es por esto que el SLP es, todavía, un pequeño partido de la vanguardia y no ha  reclutado a la mayoría de la vanguardia, menos todavía de la masa de trabajadores. Mientras esta situación continúe, será necesario llamar a votar por el Partido Laborista allí donde el SLP no es capaz de presentar un candidato contra él. (…).


En la cuestión de la relación entre el SLP y el resto de la izquierda, querría argumentar que si el SLP se convierte en algo más que sólo otro partido de izquierda, tendrá que permitir a otras organizaciones socialistas existentes afiliarse a él. El Partido Laborista no fue sólo una federación de sindicatos. También tuvo partidos políticos afiliados a él, por ejemplo, el Partido Laborista Independiente antes de su ruptura en los años 30. El Partido Cooperativista era otro. El Partido Comunista, con la aprobación de Lenin, intentó afiliarse, pero su candidatura fue rechazada. Hay claramente hostilidad a esta idea en la dirección del SLP. (…).


Los opositores dentro del SLP tienen que luchar contra la exclusión de las otras organizaciones socialistas. Es una cuestión importante, pero no se puede ganar de la noche a la mañana. Esta es una cuestión en la que sólo se puede ganar pacientemente, argumentando políticamente en las conferencias y organizaciones de base del SLP.


Las lecciones de la historia de la clase obrera que el SLP puede aprender beneficiosamente, en pocas palabras, son que la estrategia del PC, cuando todavía era revolucionario, en la primera mitad de la década del 20, fue muy efectiva, hasta que la influencia del stalinismo se hizo evidente. El Movimiento Nacional de Izquierda en el Partido Laborista y el Movimiento Minoritario en los sindicatos, maximizaron la influencia en el movimiento obrero del pequeño Partido Comunista. El PC, y más tarde el ILP, fueron muy pequeños para plantear la táctica del frente único hacia el Partido Laborista en una escala nacional. El MNI y el MM fueron un muy hábil intento de una versión a una escala menor del frente único, en la cual la organización de base interna era usada en lugar del frente único externo que se planteaba en el continente europeo. Después del ascenso del stalinismo, la errada caracterización de la socialdemocracia como ‘social-fascismo’, el fracaso de los partidos comunistas para establecer un frente único con la socialdemocracia, y el sindicalismo rojo, disiparon de la noche a la mañana cualquier influencia que el PC hubiera tenido en el movimiento sindical, y en Alemania pavimentaron la ruta a la victoria de Hitler.


La mayoría de los trotskistas británicos fracasaron en seguir el buen consejo de Trotsky de unirse al ILP. La dirección del ILP fracasó en seguir su consejo acerca de la construcción de fracciones en los sindicatos y en el Partido Laborista. En su lugar, gravitó hacia el PC, que estaba entonces virando aceleradamente del ultraizquierdista sindicalismo rojo a las ultraderechistas alianzas de frente popular con la llamada burguesía liberal. La política actual de la dirección del Partido de la Refundación Comunista en Italia, que concurrió a la conferencia fundacional del SLP, muestra que el frentepopulismo stalinista está vivo y sano hasta estos mismos días.


La lección para la izquierda revolucionaria es que esta vez debe medir la posibilidad ofrecida por el SLP para realizar un considerable paso adelante. Para cumplir con esto, es necesario para la izquierda revolucionaria reconocer la importancia del SLP y no descalificarlo, simplistamente, como una ‘diversión’. La izquierda debe solicitar su ingreso, o afiliación, al SLP. Dentro del SLP, los revolucionarios que ya son miembros del SLP, deben luchar paciente e inteligentemente para que el SLP acepte el derecho a afiliar a otras organizaciones socialistas.


Más importante que todo, los revolucionarios sólo serán tomados seriamente si construyen el SLP.


 


julio de 1996