El PTS de Brasil insiste con su ingreso al PSOL

La disolución de la independencia de clase en los “partidos amplios”.


El II Congreso del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) de Brasil –organización hermana del PTS argentino, con el cual milita en la Fracción Trotskista (FT) Cuarta Internacional– se realizó a fines de marzo. Entre sus resoluciones más importantes se encuentra la de “renovar el pedido de ingreso al PSOL (Partido por el Socialismo y la Libertad)”.


 


Hablan de “renovar el pedido”, porque ya en el I Congreso, realizado en el 2016, el PTS brasilero había resuelto disolver su organización histórica de un par de décadas de vida, la LER-QI (sección brasilera de la FT), cambiando de nombre por el de MRT, para pedir el ingreso al PSOL como tendencia interna. Se trató de un salto en la evolución oportunista del PTS y su FT.


 


Años antes, la FT decía que repudiaba a los llamados “partidos amplios”. Al terminar la VII Conferencia de la FT, a fines del 2010, Emilio Albamonte, dirigente del PTS y de la FT, denunciaba al “Secretariado Unificado (mandelista), que apuesta en todo el mundo a diluirse en partidos amplios con sectores reformistas liquidando la estrategia de formar partidos obreros revolucionarios”.


 


¿Que son los “partidos amplios” en el ámbito de la izquierda revolucionaria?


 


Aquellos que han abandonado el programa revolucionario de lucha por un gobierno de trabajadores y la necesidad de organizarse para ello, a través de un partido militante, centralizado en la acción (abandono del centralismo democrático).


 


El PSOL es la expresión máxima de esta tendencia a formar “partidos amplios”. Es una ruptura demorada del PT de Lula que se organizó como una federación de grupos. Es un “partido de tendencias”, sin un programa común y casi sin militancia común, salvo en las campañas electorales, donde a través de procedimientos camarillescos se seleccionan candidatos comunes. Se trata de tendencias permanentes, muchas de ellas con sus propios materiales de propaganda, y sin órgano central. La práctica del PSOL es parecida a la del “PT de los orígenes”.


 


En la mayoría de los casos, los candidatos centrales han sido refractarios del socialismo, hombres y mujeres que han participado de gobiernos burgueses (como Erundina, candidata a alcaldesa de San Pablo, represora de huelgas una década antes). En cada Estado, el PSOL local establece sus propias alianzas con partidos burgueses, en torno a candidatos carreristas. En las elecciones estaduales del año pasado, en el segundo turno, el PSOL cerró un acuerdo con el PMDB (el partido de Temer) en Belén (capital de Pará) y el candidato del PSOL ,en Cuiabá (Mato Grosso), fue el procurador Mauro, un evangelista contrario al derecho al aborto y al casamiento gay, entre otros.


 


El candidato más importante del PSOL, Marcelo Freixo, en Río de Janeiro, trató de demostrar durante toda la campaña que no era un “extremista” y prometió que mantendría el dialogo con los empresarios: “sería absurdo demonizar al capital privado”. En el mar de corrupción existente en Brasil y, particularmente en Río, era un compromiso fuerte. También se comprometió a no nombrar secretarios de gobierno –en caso de ganar– a representantes de la llamada “extrema izquierda” del PSOL, eligiendo notables y no militantes.


 


El PTS brasilero (ex LER-QI, ahora MRT) se negó a acompañar al PSOL en su posición mayoritaria de apoyar a Dilma en la segunda vuelta presidencial en el 2014. En oportunidad de esas elecciones, el PTS brasilero no quiso votar al PSOL porque “sigue el mismo camino que el PT, de conciliación entre trabajadores y patrones” (La Verdad Obrera 11/9/2014).


 


¿Qué cambió ahora?


 


El curso oportunista y electorero del PSOL se ha venido profundizando, ya que no tiene prácticamente protagonismo en la lucha de clases cotidiana.


 


La política del MRT brasilero ha sido avalada por la FT en una casi simultánea Conferencia Internacional. Es de notar que ahora la FT participa en toda clase de “partidos amplios” (NPA en Francia, España, etc.) o propugna estos, como en el caso de Bolivia (planteaba un PT con la burocracia sindical, mayoritariamente pro-masista) que no ha logrado aún concretar.


 


En el caso de Brasil, la caracterización simplista que hace el MRT es que el PT ha entrado en crisis con su desplazamiento del gobierno central y que se van a producir rupturas que puedan girar hacia la izquierda, siendo la referencia del PSOL la más grande y visible. Nada original, lo mismo dijo el morenismo en la Argentina con la caída de Perón para buscar todo sucedáneo (entrismo, Partido Obrero de Vandor, etc.) que le permitiera capitalizar esta crisis. Similar posición ha tenido el PTS con sus coqueteos con el kirchnerismo, en el último año. Es, en realidad, un estigma de toda la izquierda morenista en la historia argentina después de 1955, oponiéndose a los intentos de constituir partidos obreros revolucionarios. Esto ayuda a explicar también el boicot que el PTS realiza al FIT, al que considera un “campo de disputa” contra los intentos del PO para que éste se convierta en un canal de frente único de las tendencias hacia la independencia de clase que se van desarrollando en el movimiento obrero argentino.


 


Como el año pasado la dirección nacional colegiada del PSOL no autorizó el ingreso del MRT con plenos derechos, esta se autoproclamó igualmente, en ese primer Congreso, como “tendencia interna del PSOL, haciendo al mismo tiempo un llamado a la dirección de este partido para que revea su decisión”.


 


No siendo parte orgánica reconocida, el MRT pactó la puesta de candidatos suyos en las listas del PSOL, particularmente entre las que tenían candidatos más derechosos (San Pablo y Río de Janeiro). Se justificaba diciendo que las suyas eran “candidaturas democráticas”, que no implicaban una solidaridad política con los candidatos centrales, lo cual era falso, porque integraban la misma lista. Pero ahora, sus referentes ya se jactan de que fueron “candidatos” (sin el aditamento de democráticos) del PSOL para sacar chapa en sus intentos de incorporarse plenamente al PSOL. La tendencia electoralista-frentepopulista se está imponiendo.


 


 


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