El segundo levantamiento de Ferguson


Ferguson asiste a un segundo levantamiento, esta vez como resultado del proceso judicial trucho que dejó en libertad al asesino del joven negro Michael Brown. La diferencia es que ahora Ferguson es acompañada por protestas en 170 ciudades de 37 estados, o sea en casi todo el país. En Nueva York, California, Oakland y Los Ángeles, hubo movilizaciones de miles de personas,  reprimidas con contundencia por parte de las fuerzas policiales.


 


Como durante el levantamiento de agosto pasado, la pequeña Ferguson fue militarizada,  con 2200 reservistas del ejército actuando en forma conjunta con la policía. El propio gobernador de Missouri, Jay Nixon, se encuentra a la cabeza del operativo luego de dictar un “estado de emergencia” y un comando unificado de las fuerzas represivas. En Los Ángeles, hubo 300 detenidos en apenas tres días de movilizaciones. “La ley estatal de California requiere que el oficial sea testigo de que la persona comete un delito para detenerla, sin embargo la policía está deteniendo gente sólo por reunirse en la calle, están arrestando a todo el mundo” según James Lafferty, director del gremio de Abogados de California (WSWS, 28/11). 


 


 


Legalización del gatillo fácil


 


El caso Ferguson retrata una situación general.  Estados Unidos funciona como un estado policial. No sólo se trata de la brutalidad de las fuerzas de la seguridad: el conjunto del sistema legal está  estructurado  para asegurar impunidad a este accionar. 


 


Para el jurado, la cuestión a decidir no fue nunca si Wilson mató a tiros al adolescente de 18 años Michael Brown, sino más bien si esa muerte constituía un crimen. Al negarse a procesar a Wilson, el jurado se apegó a la ley y a la jurisprudencia existente, hasta llegar a una conclusión que suele ser la norma y no la excepción.


 


Los estados y los departamentos de policía permiten que los agentes usen la fuerza cuando perciben lo que ellos mismos juzgan como  “una amenaza inminente a su integridad física”. La Suprema Corte enmarcó esos estándares legales a través de un fallo de 1989,  en el que señalaron que el uso de la fuerza debe ser evaluado a través de “la perspectiva de un agente razonable presente en la escena, y no en retrospectiva y con anteojeras”(La Nación 27-11). Se trata de un verdadero cheque en blanco a favor de la arbitrariedad policial. 


 


Desde entonces, en este tipo de casos el sistema judicial se suele poner del lado de los policías, y los fiscales y jurados no parecen dispuestos a reconsiderar sus decisiones.


 


“No es lo mismo un policía que dispara su arma que un civil. Se presume que un oficial de la ley, y por lo tanto autorizado a utilizar fuerza letal, lo hizo correctamente”, dijo Lori Lightfoot, abogada de Chicago que investigó casos de gatillo policial para el departamento de policía de esa ciudad (La Nación, ídem).


 


 


Racismo


 


El crimen de Ferguson, al mismo tiempo, pone  al desnudo la brutal discriminación racial de la que viene siendo victima  la población negra.


 


La conducta de la policía suele  “estar fuertemente influenciada por la raza del sospechoso, en particular en una comunidad como Ferguson, donde un departamento de policía de abrumadora mayoría blanca está a cargo de la seguridad de una ciudad de mayoría negra.” Un estudio de la publicación ProPublica revela que el riesgo de que un joven negro muera por los disparos de la policía es 21 veces mayor que el de un joven blanco.  La participación de la población negra en las cárceles es  6 veces superior  en proporción a la población blanca. 


 


 


Crisis política y reacción popular


 


La crisis de Ferguson amenaza convertirse en otro capítulo más del descrédito creciente de la figura de  Barack Obama. La tentativa de retomar la iniciativa política con la implementación por decreto de la reforma migratoria –luego de la derrota en las parlamentarias-  ha quedado empañada por su conducta  frente  a este nuevo crimen. Si Ferguson ha galvanizado a medio país, es porque la muerte de un civil negro por los disparos de un agente es una experiencia común en las ciudades y suburbios de EE UU, que se sienten sometidos a un régimen creciente de persecución y  libertad vigilada. Las manifestaciones no se han circunscrito a la población negra. 


 


La temperatura siguió  subiendo en las  últimas jornadas. El fallo fraudulento dio luz verde para más asesinatos policiales. Akai Gurley, un joven de Brookyn, fue fusilado ese mismo día por la policía neoyorquina, y Tamir Rice, un niño de 12 años de Cleveland, fue acribillado a balazos por la policía mientras se encontraba sólo en un parque con un arma de juguete, el sábado pasado.


 


Por su parte, las acciones por Ferguson incluyeron, en la ciudad de Sant Louis, la ocupación de tiendas de Walmart, en un intento de sabotear el famoso “Black Friday”. Esta medida coincidió con las medidas de lucha de los propios empleados de la empresa, que reclaman una duplicación del salario mínimo (ver artículo en esta misma edición).