El virus de la deuda


La deuda total de Estados Unidos ronda los 60 billones de dólares, de acuerdo a un informe proporcionado por la Reserva Federal del estado de San Luis. Representa más de tres veces el PBI norteamericano. La deuda se ha propagado como un “virus”, utilizando el término acuñado por una revista especializada” (RT, Question more, 16/6), si tenemos presente que 40 años atrás se situaba en poco más de dos billones.


 


El crédito para consumo creció 22 por ciento en los últimos tres años, llegando a un récord de más de tres billones de dólares. El 56 por ciento de los americanos está ubicado en la categoría de “deudores subprime” (de alto riego). El 52 de los propietarios de viviendas son morosos, registran atrasos en el pago de sus hipotecas y “no pueden hacer frente a la casa donde están viviendo” (ídem).


La deuda es particularmente aguda entre los jóvenes. Una parte importante de ella es contraída con motivo de sus estudios superiores. Más de un 10 por ciento de esta deuda registra una mora de más de 90 días en sus pagos. Una analista señaló que “la juventud norteamericana está condenada a una deuda esclavizante antes de que empiecen a manejarse en la vida” (ídem).


 


La recuperación norteamericana se asienta mayoritariamente en trabajos precarios y salarios reducidos. Los nuevos trabajadores que ingresaron a la industria automotriz luego del gran colapso de 2008, lo hicieron con la mitad de los salarios que regían en la etapa anterior. La brecha cada vez mayor entre el ingreso y el consumo ha sido llenado pidiendo prestado. Pero “esta dinámica (de creciente endeudamiento) es la que nos condujo a la crisis de 2008, la que continúa ahora y sin señales de que concluya” (The Guardian, junio de 2014).


 


El reciente anuncio de la Reserva Federal de que se pateaba para más adelante el aumento de la tasa de interés terminó siendo un bálsamo, no sólo para los países emergentes, sino en especial para el propio frente interno. La montaña de deudas hace que cualquier aumento en ese plano amenace con provocar otro derrumbe. Es cierto que el endeudamiento privado ha experimentado un descenso de 60 puntos, de 305 a 245 por ciento del PBI. Ello proviene principalmente de un descenso en el apalancamiento de las empresas. Pero el endeudamiento de los particulares sigue siendo gigantesco, alcanzando los 40 billones de dólares.


 


De forma simétrica, la deuda pública norteamericana se ha duplicado, pues ha pasado del 50 por ciento del PBI -con el que arrancó la crisis- al 94 por ciento en la actualidad. El endeudamiento total de Estados Unidos es igual o mayor que antes, con la diferencia que las finanzas públicas se han hecho cargo del pasivo empresario. La Reserva Federal se ha colmado de los llamados “activos tóxicos”, como parte de su operatoria de compras de títulos basura durante estos años. Si se valuaran a precios de mercado, ello arrojaría que el banco central norteamericano se encuentra virtualmente quebrado.