En Medio Oriente, el PTS apoya… al PTS

El PTS afirma que Hezbollah es “una milicia limitada” que carece de una política para ganar; que su objetivo estratégico es “el establecimiento de un estado islámico en el Líbano”; que sus “orientaciones políticas”, determinadas por la “teocracia iraní”, son “profundamente reaccionarias”; que integra el gobierno burgués proimperialista del Líbano y que no rompió con este gobierno a pesar de que no tomó ninguna medida contra la agresión israelí (La Verdad Obrera, 3/8). En resumen, para el PTS hay un enfrentamiento entre dos bloques reaccionarios: el sionista y el islámico. Que Hezbollah opere bajo la tutela de la “teocracia iraní” es falso, pero esencialmente es una provocación que alinea al PTS con Bush y Olmert.


La verdad es que Hezbollah encabeza una guerra de liberación nacional que va, incluso, más allá del Líbano; está íntimamente ligada a la lucha nacional palestina. Su acción militar en el territorio israelí cuando Gaza se encontraba bajo fuego fue un acto revolucionario de solidaridad con el pueblo palestino. No tiene precedentes, como acto de solidaridad revolucionaria, en los últimos años, esto especialmente en Palestina.


Es una obligación revolucionaria elemental apoyar incondicionalmente — es decir, bajo su actual dirección — la guerra de liberación libanesa y palestina. Una victoria en esta guerra sería una derrota del imperialismo mundial; para el PTS, en cambio, sería la victoria de los “profundamente reaccionarios” partidarios del “estado islámico”. El PTS llama a “derrotar la agresión sionista”, no mediante el apoyo a la lucha armada de Hezbollah, sino por medio del PTS.


“Para triunfar”, dice el PTS, hay que luchar “contra el Estado de Israel y el imperialismo” y, al mismo tiempo, “contra los explotadores locales y su elite política”, representada por el gobierno de Siniora (e integrado, entre otros, por Hezbollah). Es decir que “para triunfar” habría que luchar contra Israel y contra… Hezbollah. El PTS apoya una resistencia libanesa… dirigida por el PTS. El ridículo no tiene límites porque forma parte del guión.


Hezbollah encabeza una guerra de liberación nacional, que va más allá de las fronteras de Líbano. Apoyamos, con nuestra propia política, esta lucha nacional; deseamos fer-vo-ro-sa-men-te que triunfe.


Luego de haberse declarado neutral en el enfrentamiento entre la derecha boliviana y el MAS, en las pasadas elecciones que dieron el triunfo a Evo Morales; y luego de repetir esta posición en ocasión del referendo autonómico en Bolivia, poniendo un signo igual entre la autonomía que reclama la oligarquía cruceña y las petroleras, y el rechazo a esa autonomía por parte de las masas; luego de todo este proimperialismo, el PTS remata con el repudio a Hezbollah, que es la única organización que lucha contra el sionismo, y reclama una ‘victoria’ contra Israel a partir del PTS. Lamentable. Esto sólo se le puede ocurrir a una camarilla autorreferenciada que se dedica a la intriga contra el movimiento popular, como lo reflejó su ‘inclaudicable’ guerra contra el movimiento piquetero.


Lo que el PTS denomina “independencia de clase” no es más que una proclama de abstención en la lucha de clases y en las guerras internacionales, que son un factor de aceleración enorme de la lucha de clases en todos los niveles. En oposición a las pavadas del PTS, apoyamos a muerte la lucha armada de Hezbollah contra el agresor sionista, con nuestra política, o sea interviniendo para que sirva a la revolución socialista internacional


Los mismos que hoy atacan a Hezbollah como “profundamente reaccionario”, no hace mucho llamaron a apoyar a Saddam Hussein en la perspectiva de que se transformaría en la dirección de la revolución proletaria en Medio Oriente (Estrategia Internacional, Boletín Nº 1, febrero 1991) (ver también Prensa Obrera, 22 de marzo de 1991).