Entre la extorsión de la Unión Europea y el “Grexit”


Porturarios y estibadores del puerto del Pireo amenazan con la huelga si el gobierno no retira sus anuncios de privatización.


 


En medio de las febriles negociaciones que se desarrollan con la troika, el gobierno griego acaba de anunciar su decisión de privatizar el puerto del Pireo. Esta decisión representa un recule respecto de las promesas iniciales de Syriza. La venta del 67% de las acciones, en poder del Estado, en el emblemático puerto formaba parte de los ajustes presupuestarios impuestos por la Unión Europea, y aceptados por los gobiernos de turno previos al ascenso de Syriza. “Entre los interesados y con más posibilidades para hacerse con el activo está el grupo chino Cosco, que ya opera desde 2009 bajo una concesión de 35 años en varias de sus terminales” (El Economista, 31/3).


 


Lo más notable del asunto, sin embargo, es la resistencia obrera a esta medida. El sindicato de portuarios y estibadores de El Pireo ha amenazado con medidas de lucha si el gobierno no retrocede con los anuncios privatistas (Le Monde, 30/3). Esta posibilidad, que abriría una nueva situación en la clase obrera griega, ocurre en el cuadro de una presión popular ascendente más general. El 1° de abril, los jubilados han ganado las calles reclamando el aumento inmediato de las jubilaciones. Paralelamente, ha tenido lugar la marcha de los trabajadores de Viome amenazados por la liquidación de la empresa, que empalma con la movilización de los trabajadores de la emisora estatal, cuya reapertura el gobierno viene de anunciar.


 


El anuncio privatista no ha sido suficiente para destrabar las tratativas con la Unión Europea. La privatización del Pireo forma parte del nuevo paquete de medidas que acaba de presentar Tsipras para su consideración por los mandatarios europeos. En este paquete, el gobierno griego ha pretendido colar algunas medidas tímidas favorables a los jubilados y a los sectores más vulnerables de la población, incluyendo el aumento del salario mínimo y 1.100 millones de euros en nuevos gastos de este año, más de la mitad de ellos destinados a reinstaurar una llamada “pensión 13” -un mes extra- para los pensionistas con bajos ingresos. También plantea suspender la llamada “cláusula de déficit cero”, que obligaría a nuevos recortes en las pensiones estatales.


 


Este “paquete” no ha pasado la prueba de la Unión Europea, que le bajó el pulgar y reclamó medidas claras que recorten los gastos sociales y avancen en una política de austeridad sin ambigüedades. Mientras las tratativas continúan empantanadas, Grecia debe enfrentar el pago de 500 millones de dólares al FMI. Con las arcas virtualmente vacías, el gobierno griego debería posponer pagos a su propio personal si quisiera hacer frente a este nuevo vencimiento. En caso de un incumplimiento, que no se descarta, estaríamos frente a un principio de defol. El cumplimiento dentro de los plazos establecidos, de todos modos, no sería más que un suspiro ya que, en el corto plazo, Grecia tiene otros vencimientos aún más abultados. El FMI, a su turno, ha subido el tono de sus advertencias y amenaza con no volver a Grecia si no hay avances sustanciales.


 


En medio de este escenario, el Banco Central Europeo ya no descarta que Grecia salga del euro. Lo mismo empieza a barajar Washington, pero el gobierno de Obama sigue empeñado en tratar de evitar este desenlace. Existe el temor fundado de que un “Grexit” (salida del país del euro y de la Unión Europea) podría desatar un efecto contagio en las naciones europeas más comprometidas financieramente, lo que terminaría de provocar una desintegración de la UE. De todos modos, según ha trascendido, la troika ya tendría elaborado un plan, en caso de que se dé esta contingencia, que contempla una fuerte regulación del sistema financiero y control de capitales en el continente. Pero eso no es garantía de que la situación no se desmadre.


 


El gobierno griego, a su turno, según lo acaba de revelar el Daily Telegraph, tendría en la gatera su propio plan de emergencia. “Grecia está preparando drásticos planes para nacionalizar el sistema bancario e introducir una moneda paralela para pagar sus cuentas, a menos que la eurozona dé pasos para descomprimir la crisis en curso y aliviar sus reclamos” (2/4). Una salida de estas características, no deseada por ninguna de las partes en conflicto, abrirá el paso a un estadio más agudo y explosivo de la crisis en curso.


 


Sólo un gobierno de trabajadores sería capaz de llevar adelante una reorganización del país sobre nuevas bases sociales, lo cual se opone por el vértice con la política de colaboración de clases y pactos con la derecha que Syriza vino alentando hasta el momento.