España crece, el trabajo precario también


En España trabajan más de 20 millones de personas por primera vez en la historia, el 54% de la población mayor de 16 años. Los especialistas aplauden —“el empleo es uno de los elementos más florecientes del boom económico español”-, porque es el 13º año consecutivo en que el empleo crece, después de estar estancado dos décadas (1976/1996).


 


Para el 42% de los españoles, sin embargo, la desocupación sigue siendo la principal preocupación en todas las encuestas. Se entiende: los trabajadores tienen poco para festejar porque lo que aumenta es el empleo basura: “La nota discordante procede de la inestabilidad laboral, especialmente en los nuevos puestos. El año se cierra con un 33,82% de los asalariados contratados de forma temporal, la peor tasa de diciembre desde 1995”. El boom económico no ha alcanzado para garantizarles a los trabajadores un empleo estable, a pesar de la reciente legislación que promovía los contratos indefinidos. Y el primer empleador de trabajo precario es el Estado.


 


Y porque lo que crece es el empleo basura, la tasa de actividad de la población española es del 56,41%, mientras que la tasa de actividad entre los extranjeros alcanza el 77,64%. “La diferencia de más de 21 puntos se explica porque entre los inmigrantes hay más personas en edad de trabajar”, dicen los especialistas. Y sobre todo hay personas que no tienen otra alternativa que aceptar lo que le ofrecen: seis de cada 10 nuevos empleos es ocupado por un inmigrante, sobre todo en la construcción y los servicios.


 


En España —como en la Argentina– alcanza con trabajar una hora por semana para ingresar en la columna de “ocupados”. Y las estadísticas no miden el trabajo en negro ni de los ilegales. Extraña tanto optimismo porque en realidad, la creación de empleo va descendiendo. En 2006, 30.600 desocupados dejaron de serlo, una cifra casi ocho veces inferior a la de 2005. Los pronósticos sugieren, además, que hasta aquí llegamos: "La tasa de paro puede bajar todavía, pero no mucho más", explica un experto de la Universidad Carlos III de Madrid. Con un 6% de desocupación entre los hombres, las más desocupadas siguen siendo las mujeres (11%).


 


Un ejemplo de que el crecimiento no significa bienestar para los trabajadores es la suba de la desocupación en las dos comunidades con mayor dinamismo económico: Madrid (15,21%) y Cataluña (3,36%). "Este dato no sólo refleja que el crecimiento madrileño ha tocado techo, sino que también vivimos un proceso de desindustrialización importante, vinculado a movimientos de especulación urbanística", sostiene Ricardo Morón, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad Autónoma (El País, 26 y 27/1).