España, ¿el próximo de la lista?

Desde que se acabó la fiesta de las hipotecas baratas y la construcción masiva de viviendas, la economía española pasó de la borrachera a la resaca: según los números oficiales, que siempre se quedan cortos, el desempleo ya alcanza al 20%. El intento del gobierno del PSOE de pilotear la crisis con un aumento del gasto público y con una baja de las tasas de interés que redujo los montos de las cuotas hipotecarias ya está mostrando todos sus límites: el déficit fiscal ha llegado al 10% del PBI, muy por encima del 3% que admite la UE. La construcción se ha derrumbado y la industria española es incapaz de competir internacionalmente por su baja productividad. Como la devaluación no es una alternativa posible, porque el euro es un salvavidas de plomo, la asociación patronal ya le marcó el terreno al gobierno, al reclamar la implementación inmediata de una reforma laboral.

Ni lerdo ni perezoso, Zapatero ya salió a anunciar que España reducirá al 3% su déficit para el año 2013, con un plan que incluye recortes salariales y aumento de impuestos. Emilio Botín, mandamás del Banco Santander, se apresuró a celebrar la promesa oficial, en lo que fue considerado un “inusual pronunciamento de apoyo a los objetivos del gobierno” (Financial Times, 11/12). Es que los planes de “estímulo” del gobierno “socialista y obrero” han evitado, entre otras cosas, un derrumbe en los precios de las viviendas, que habría llevado a la quiebra a los bancos que las cuentan en sus activos a precios de mercado que ya no existen. Hace un par de meses, la calificadora Moody’s “lanzó un serio aviso al sector, al que acusa de no reconocer en sus cuentas la auténtica gravedad de la crisis” (El País, 14/10). Botín siempre supo de qué lado sopla el viento y sabe que la crisis puede llevarse puesto al “exitoso” sistema bancario español. 

El ajustazo de Zapatero-Botín implica un golpe frontal a la clase trabajadora del Estado españo y por eso requiere de la colaboración de las burocracias sindicales de UGT y Comisiones Obreras. La marcha realizada el pasado 12 de diciembre en el centro de Madrid, que reunió a más de cincuenta mil personas, fue encorsetada por las direcciones sindicales bajo el reclamo de “reforzar el diálogo con la patronal y el gobierno”. UGT y CCOO, que reclaman que “el reparto de sacrificios sea equitativo”, ya pactaron con el gobierno un congelamiento salarial para 2010. Pero el hecho mismo de que hayan tenido que salir a manifestarse contra un gobierno del PSOE muestra que el clima se está poniendo espeso: han surgido en varias ciudades “asambleas de parados” (desocupados) que lanzaron manifestaciones, ocupaciones de edificios públicos y otras medidas de lucha, denunciando a las direcciones sindicales por no dar ninguna respuesta a la desocupación masiva.

La crisis de la economía española se suma a la grave situación de otros países europeos fuertemente endeudados y con rojos fiscales que superan con creces lo “aceptado” por las disposiciones de la UE. Siempre lista para el juego de palabras con las iniciales, la prensa financiera internacional ya ha bautizado “PIIGS” (cerdos, en inglés) a un grupo de países integrado por Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España, que tienen enormes déficits y perspectivas de crecimiento prácticamente nulas –es decir aquellos cuya deuda tiene mayor tendencia a aumentar y a empeorar de aspecto. Apenas un día después de que le bajaran la calificación a la deuda griega, Standard and Poor’s revisó a la baja la deuda española, colocándole el siempre poco atrayente título de “negativa”.

La crisis está poniendo de manifiesto con crudeza, por otra parte, los profundos límites de la Unión Europea para dar una respuesta común a la crisis que impacta de manera desigual a sus diferentes Estados nacionales. Dubai, Grecia, Irlanda o España son síntomas, y no casos aislados: “El mercado ve a Grecia como el ejemplo de lo que puede pasarle a otros países de la zona euro”, dice nada menos que el Wall Street Journal (15/12); “Europa tiene muchos tratados, pero ningún mecanismo claro acerca de cómo enfrentar estas crisis”.