España elige un procónsul de la banca europea

Un análisis sumario de las elecciones españolas no arroja mayores sorpresas: tal como preveían las encuestas, el candidato Mariano Rajoy se impuso ampliamente y el Partido Popular (PP) consiguió mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, en tanto que el PSOE de Pérez Rubacalba realizó la peor elección de su historia y estaría retrocediendo a 110 escaños. Aunque las encuestas también lo contemplaban, quizás el dato más novedoso es que un conjunto de fuerzas lograron romper parcialmente la polarización: Izquierda Unida (IU), CiU (nacionalistas catalanes), Amaiur (izquierda vasca), y la centrista UPyD conquistaron bloques parlamentarios propios, al consagrar cinco o más escaños.

La semana previa

Setenta y dos horas antes de los comicios, mientras Rajoy y Rubacalba cerraban sus campañas electorales, “el Tesoro español tuvo que pagar 6,975% de interés para colocar 3563 millones de euros de obligaciones a 10 años” (La Nación, 18/10), muy por encima de la última emisión (20 de octubre). El spread, que mide el diferencial con los títulos germanos, llegó a situarse ese día a 520 puntos, y sólo retrocedió por una compra de emergencia del Banco Central Europeo (BCE).

Simultáneamente, profesores, estudiantes universitarios, responsables y trabajadores del sector de la dependencia y personal sanitario se manifestaban contra el desempleo y los planes de ajuste.

Durante la gestión de los ‘socialistas’, el desempleo se colocó por encima del 20%, con un impacto mucho mayor en la juventud, y con seguros de desempleo de apenas 400 euros. Según Cáritas, 1,5 millones de hogares tienen todos los miembros de la familia desempleados. Rajoy pretende continuar los recortes de Zapatero, que en los últimos meses achicó los salarios de los empleados públicos en un 5%, congeló las pensiones, aumentó la edad jubilatoria de 65 a 67 años, e inició una reforma laboral para flexibilizar el mercado de trabajo y debilitar las organizaciones obreras.

La receta remanida de Rajoy

Como Rajoy deberá esperar hasta mediados de diciembre para asumir, crece la presión por una salida anticipada de Zapatero. En ese caso, el PP apresuraría “una liberalización aún más profunda del mercado de trabajo, una reforma fiscal y el saneamiento del sistema financiero” (La Nación, ídem). Rajoy no tiene bajo el brazo ninguna solución propia: “La salida debe llegar de los países, de las instituciones y de los políticos europeos” (La Nación, ídem), se resignó la ministra de economía saliente, Elena Salgado.

Por lo demás, en Galicia, gobernada por el PP y considerada por Rajoy como un ejemplo, la deuda se incrementó en 3.600 millones de euros con respecto a la administración anterior, se acumulan once meses consecutivos de caída del índice de producción industrial, y se suma la resistencia adicional de los trabajadores a los planes de ajuste, con “los colectivos profesionales de la sanidad y la educación en pie de guerra” (El País, 15/11).

La votación de IU y los indignados

El derrumbe del PSOE provocó una importante fuga de votos hacia Izquierda Unida, que estaría pasando de dos a once escaños en el Parlamento. También hizo una gran elección Amaiur, expresión política de la izquierda vasca, que con siete bancas se asegura un bloque parlamentario propio.

IU, coalición liderada por el Partido Comunista, denunció el ajuste y plantea “la defensa de los derechos laborales y sociales de los trabajadores” (El País, 15/11). La delimitación de IU con el golpeado PSOE es puramente oportunista, dado que tuvo y tiene numerosos acuerdos con este partido. IU no levanta un planteo anticapitalista: hace referencia a “la necesidad de forjar el socialismo del siglo XXI, algo que todavía no sabemos muy bien qué es (!), pero que tenemos que construir juntos” (El País, 14/11), y plantea una mayor “intervención pública para corregir la política neoliberal que diseña la UE” (El País, 15/11). No plantea la condonación de la deuda hipotecaria que cargan los trabajadores, ni la nacionalización de la usurera banca española, ni el reparto de las horas de trabajo, ni la ruptura política con la Unión Europea. El sindicato afín a IU, CCOO (Comisiones Obreras), acaba de plantear un gran acuerdo entre gobierno, empresarios, sindicatos y partidos políticos o sea una especie de Consejo Económico Social a la española.

La movilización de los indignados decreció en los días previos a las elecciones, al menos en comparación con las movilizaciones registradas antes de las elecciones autonómicas. De acuerdo al corresponsal de La Nación, “como Grecia recientemente, España también parece un país al borde de la explosión social” (La Nación, 18/11).

Lo que España eligió el domingo pasado es a un procónsul de la Banca Central Europea y del FMI.