España: Izquierda Unida con los socialista de la OTAN

A principios de febrero el PSOE de Felipe González y la Izquierda Unida española –de similar composición a la IU de Argentina– sellaron un “acuerdo de gobierno” con vistas a las elecciones generales del próximo 12 de marzo. Apenas seis meses atrás IU había denunciado como asesino al dirigente del PSOE, Javier Solanas, en su condición de secretario general de la Otan, al frente de la agresión a Yugoslavia.


Ahora, la firma del pacto compromete a IU a la defensa de la… Otan y de todos los “compromisos internacionales de defensa y seguridad” del Estado español. El “programa común” asegura, asimismo, el “mantenimiento de los compromisos en materia presupuestaria en el marco de la Unión Europea”, es decir, de la política del “ajuste”.


Por eso mismo el programa “para gobernar juntos” no plantea ninguna revisión de la legislación impuesta en los últimos años en materia de flexibilización laboral, ni nada tampoco respecto al desempleo, que alcanza en España niveles ‘argentinos’. Es cierto que se menciona la propuesta de reducir la semana de trabajo a 35 horas, pero luego del ejemplo francés en este punto, se trata de una receta flexibilizadora. Como remate, el programa niega el derecho a la autodeterminación a las nacionalidades oprimidas por el Estado Español.


Por supuesto, el “acuerdo” asegura con su silencio, la impunidad de la cúpula del PSOE, responsable del montaje de grupos paraestatales (GAL) para liquidar a los nacionalistas vascos y de monumentales corruptelas financieras durante su anterior gestión gubernamental (negociado de Filesa).


Notablemente, estos fueron los casos que más contribuyeron a socavar el caudal electoral del PSOE en los últimos años, en particular en Madrid: “la juventud capitalina no quiere saber nada del partido responsable de Filesa y los GAL… lo que explica que ahora el PSOE sea incapaz de explotar electoralmente la corrupción política del PP” (El País, 10/1).


IU ha salido, entonces, a lavar su la cara del PSOE y a salvarse a sí misma de su continuo retroceso electoral y de desintegración organizativa, con un programa pro-imperialista. Quizás consiga con esto una decena de senadores y, por supuesto, alguna migaja en el presupuesto, en el caso de que los socialistas vuelvan al poder. Aferrados a las tetas del Estado, IU espera revertir su propia declinación, puesto que perdió 1.000.000 de votos en las elecciones parlamentarias del ‘99, la mitad de los obtenidos en 1995 y el peor resultado de su historia.


Los une el espanto, diría algún comentarista político. El candidato del PSOE, Joaquín Almunia, ya indicó, ante los máximos representantes del capital financiero español (El País, 13/2 y 17/2) que su gobierno no será de izquierda sino de “centro” y que integraría a los comunistas de IU “a la gobernabilidad”.


Esta unión de la izquierda peninsular de la Otan ya cuenta con el apoyo de los “trotskistas” del SU.


La IU argentina ha reaccionado en forma vergonzante, pues hasta ahora no ha dicho esta boca es mía.