Espectacular progreso de “Lucha Obrera”

Las elecciones que acaban de finalizar en el sindicato de la construcción (Sunca) —el principal sindicato obrero del Uruguay—  se han caracterizado por el espectacular progreso de la agrupación clasista y antiburocrática “Lucha Obrera”, integrada por militantes del Partido de los Trabajadores y activistas independientes.


En la elección del ´91, “Lucha Obrera”  recogió el 14% de los votos; en la que acaba de finalizar —realizada exactamente un año después de la derrota de la histórica huelga de 83 días en la cual “L.O.”  se erigió como el principal organizador del activismo de la construcción y, según un enemigo político de la agrupación, en la “vanguardia política de la huelga” (Brecha)— “Lucha Obrera”  obtuvo nada menos que el 23% de los votos. Se trata de un salto sorprendente, si se considera que los delegados y activistas nucleados en la lista antiburocrática fueron el blanco principal de la catarata de despidos que se produjeron —con la connivencia de la burocracia— después de la traición de la huelga.


El progreso de “Lucha Obrera”  es aún más pronunciado allí donde se concentran la gran masa de trabajadores de la construcción y el activismo. En el departamento de Montevideo, el principal del país, su votación trepó al 27% y tuvo un carácter homogéneo en toda la departamental: incluso en los lugares donde la burocracia tiene sus delegados o los trabajadores están sindicalmente desorganizados, la votación de “L.O.”   superó el 20%. Y en las grandes obras y en las zonales que se destacaron por su combatividad durante la huelga y donde la agrupación tiene un trabajo sistemático, la votación de “L.O.”  fue, directamente, apabullante: obtuvo el 90% de los votos en el Hospital Pediátrico, el 57% en la zonal del Cerro, el 55% en la zonal de Carrasco y el 33% en la obra de Bucco Malvin.


“Lucha Obrera”  basó su campaña electoral en la denuncia del carácter patronal de la burocracia frenteamplista, apoyándose en la experiencia concreta que vivieron los trabajadores en la huelga del ´93, que indicaba claramente la necesidad de expulsar a la burocracia del sindicato, y en la defensa del programa de reivindicaciones que levantó el gremio durante la huelga.


En consecuencia, la gran votación que recibió “L.O.”   revela que una importante fracción de la masa obrera de la construcción ha emprendido, de la mano del PT, el camino de la lucha por la expulsión de la burocracia de los sindicatos. En la vanguardia sindical esta tendencia es mayoritaria, como lo revela el carácter plebiscitario de la votación de “Lucha Obrera” en las grandes obras y zonales donde se concentra el activismo, y el hecho, además, de que LO fue la que presentó un mayor número de delegados de base en su lista de candidatos y un mayor número de fiscales. Otra expresión de esta tendencia política fue el generalizado repudio (90% de votos en contra) de una importante asamblea de base del Sunca al “preacuerdo”   de la burocracia con las cámaras patronales,  que establecía un control por parte de la patronal en la elección de delegados de obra.


En este cuadro político, la “victoria” de la burocracia apenas logra esconder su retroceso y, aun, su proceso de desintegración. La burocracia, que responde a la dirección del FA, cayó del 55% de los votos (en el ´91) al 45%, un porcentaje que logró (fundamentalmente en el interior del país) merced a la discrecional utilización del dinero, del fraude del aparato del sindicato  y a la colaboración patronal, que despidió activistas en masa en los últimos meses.


La traición a la huelga terminó de disgregar a una burocracia que ya se había fracturado abiertamente como consecuencia de la mortal descomposición del stalinismo y la crisis del Frente Amplio. La crisis de la burocracia, sumada al crecimiento de “L.O.”, abrían la perspectiva de una victoria política antiburocrática de campanillas en el sindicato más importante del Uruguay. Para abortar esta perspectiva, la burocracia del Pit-Cnt y la dirección del FA, en particular el stalinismo, impusieron un acuerdo entre los diferentes clanes contra “L.O.”. En las semanas previas a las elecciones, varios dirigentes del PCU del gremio se pasaron de su lista a la de la burocracia —que antes habían abandonado. Otra fracción stalinista, encabezada por el burócrata Mesa (el que antes que todos los demás llamó a levantar la huelga del ´93 y a abandonar su pliego de reivindicaciones) desistió de presentar su propia lista y llamó a votar al oficialismo. Lirio Rodríguez, el dirigente más “popular” de la lista burocrática, anunció poco antes de las elecciones que no se presentaría a la reelección y nada menos que el presidente del Pit-Cnt, José D´Elía, se reunió en reiteradas ocasiones con él para “convencerlo” de no abandonar la lista.


Como en cada una de las maniobras podridas que llevan adelante la dirección del FA y la burocracia sindical, tampoco en ésta estuvo ausente la “izquierda”: el MPP —con el concurso de los maoístas del PCR— presentó una lista perdedora, con la única finalidad de evitar que el repudio contra la burocracia se canalizara exclusivamente a través de “Lucha Obrera”. Pasadas las elecciones, la alianza estratégica que mantienen la burocracia frenteamplista y el MPP —en la dirección de la central obrera y en el Frente Amplio—volverá a expresarse, como en el pasado, en una política común: basta ver las actas de las votaciones de la directiva saliente para comprobar que los representantes del MPP actuaron permanentemente en acuerdo político con la burocracia y que la única voz de oposición fue la de los representantes de “Lucha Obrera”.


El operativo montado por la burocracia del Pit-Cnt y por la dirección del FA jerarquizan políticamente la gran votación obtenida por “Lucha Obrera”. Las elecciones en el Sunca reflejan un importante avance de la vanguardia obrera (el PT) en el camino de la lucha por la independencia política del proletariado  y confirman que el llamamiento del PT a romper con el Frente Amplio empalma con una tendencia profunda de los luchadores sindicales.