Estados Unidos: deuda billonaria, estados en quiebra, planes de ajuste

-Exclusivo de internet

La deuda pública total de los Estados Unidos se encuentra actualmente en 14,2 billones de dólares, lo cual es virtualmente equivalente al 100% del PBI del país. El Tesoro ha encendido la alarma, porque se calcula que en pocos días, entre mediados de abril y comienzos de mayo, la deuda alcanzará el techo permitido por el Congreso. En promedio, la deuda pública de los países de la OCDE se ubica en torno del 95 por ciento del PBI: el más grave es el caso de Japón, donde antes de la catástrofe provocada por el terremoto, la deuda pública superaba el 200% del PBI. En términos absolutos, de todas maneras, el Estado norteamericano es el mayor deudor del planeta: cualquier aumento en las tasas de interés haría impagable esa deuda.

Si bien todavía la demanda de bonos norteamericanos se mantiene elevada, algunos fondos de inversión, entre ellos Pimco (el mayor operador de bonos del planeta), han reducido de un 12% a un 0% sus tenencias en los últimos tres meses. A pesar de que se considera que la deuda norteamericana es la más segura del mundo, actualmente los seguros contra un default yanqui son mayores que los de otros países como Suiza, Finlandia o Suecia. Quienes se apresuran a aclarar que los problemas del ‘gran deudor del norte’ no se parecen a los del resto del planeta -por la capacidad de Estados Unidos de emitir dólares sin respaldo y así apuntalar su economía- olvidan que esa gigantesca inyección de fondos puede empeorar el asunto, ya que una aceleración de la inflación llevaría a un aumento de las tasas de interés, y ello a una crisis de la deuda.

Igualmente grave es el agujero en las cuentas del presupuesto: en el actual ejercicio, el déficit fiscal podría elevarse a una cifra récord de 1,65 billones de dólares, equivalente a casi el 11% del PBI. El aparato estatal norteamericano viene funcionando desde fines del año pasado sobre la base de sucesivas ‘prórrogas’ de emergencia, aprobadas por un par de semanas, mientras se intenta negociar un presupuesto para el resto del período.

Si la situación de la deuda y el presupuesto a nivel federal ofrece un panorama crítico, la de los gobiernos estatales y municipales es aún peor. Acorralados por las deudas y por déficits presupuestarios que no pueden financiar como el Estado federal con emisión monetaria, el cuadro general que presentan los estados de la Unión, tanto los demócratas como los republicanos, plantea “planes de ajuste” y recortes de todo tipo. El caso de Wisconsin ha sido el más resonante, pero de ninguna manera el único: en numerosos estados se encuentra en discusión proyectos de ley que atacan los derechos sindicales de empleados públicos y maestros, reducen salarios y cercenan derechos jubilatorios. Numerosos analistas han señalado que los recortes no alcanzan, ni de cerca, a cubrir el agujero fiscal de los presupuestos estatales. En un cuadro recesivo, además, esos recortes serán un factor de agravamiento de la crisis: varios estados acaban de aprobar limitaciones en los subsidios al desempleo ante el quebranto de los fondos dedicados a ese fin.

Lo que subyace a la “crisis de los presupuestos”, tal como la llama la prensa nacional y extranjera, es, en cualquier caso, un cuadro de auténtico derrumbe industrial. Según datos oficiales, la población de Detroit se redujo un 25% en la última década, un derrumbe demográfico que no registra antecedentes en la historia norteamericana -con la excepción de lo ocurrido en Nueva Orleans después del huracán Katrina- y es equivalente a lo ocurrido en Berlín durante la Segunda Guerra. El caso de Michigan es significativo, además, porque ha pasado de ser uno de los principales centros industriales de los Estados Unidos a un estado lleno de ciudades fantasmas y fábricas vacías: Detroit es actualmente la ciudad más pobre de los Estados Unidos, con una tasa de desempleo real que se estima en un 50%. En este cuadro de catástrofe social en curso, el estado de Michigan acaba de aprobar la reducción de 26 a 20 en el número de semanas en las que puede cobrarse el subsidio al desempleo -ya de por sí miserable. No son casos aislados: otras ciudades del cordón industrial como Cleveland, Cincinatti, Pittsburgh o Milwaukee enfrentan escenarios similares de despoblación, vaciamiento industrial, desempleo masivo y planes de ajuste. La Cámara de Representantes de Florida, un estado con un 12% de desocupación, acaba de aprobar un proyecto que reduce a doce semanas la posibilidad de cobrar un subsidio de desempleo, al mismo tiempo que reduce impuestos pagados por la patronal con destino a financiar estos fondos a los desocupados. Hace unos días, el gobernador demócrata de Nueva York anunció un plan de ajuste de 132 mil millones de dólares, que recortará fundamentalmente en las áreas de salud y educación, al mismo tiempo que reducirá un impuesto extraordinario a las ganancias establecido en el marco de la crisis (New York Times, 27/3). La situación más grave, en cualquier caso, es la de California, una economía gigantesca cuyo déficit de más de 25 mil millones es superior al presupuesto entero de la mayoría de los estados del país. El gobernador demócrata lanzó un plan combinado de recortes salariales y aumentos impositivos, el cual ya ha abierto una crisis política: los republicanos apoyaron los ajustes, pero se niegan a votar los aumentos de impuestos, amenazando con dejar sin aire a un gobernador que acaba de asumir.