“Falta una estrategia revolucionaria de poder”

Sección preparada por el Equipo Internacional del Partido Obrero

El 3 de octubre se realizó en la Universidad de El Alto un ampliado nacional de emergencia de la Central Obrera Boliviana (COB), con la participación de centenares de dirigentes de base y activistas, la vanguardia obrera de la pueblada. Los debates e intervenciones, reproducidos por Econoticias (6/10), son extremadamente interesantes.

 

Jaime Solares, en nombre del Comité Ejecutivo de la COB, criticó a las organizaciones que aún no se habían sumado a la huelga general y al bloqueo de caminos. Después de convocar a Evo Morales y al MAS a sumarse al bloqueo nacional, Solares señaló que “los dirigentes deben decir si están con el neoliberalismo o contra el neoliberalismo”.

 

Evo Morales y Felipe Quispe fueron el blanco de numerosas críticas. El dirigente minero Juan Hoyos declaró que “si Evo es revolucionario, como nos dijo el año pasado cuando nos pidió el voto, tiene que sumarse sí o sí a esta batalla del pueblo”. Toribio Hinojosa, dirigente de los trabajadores de la Caja Nacional de Salud, denunció que “Evo Morales y Felipe Quispe están pensando equivocadamente en las elecciones municipales que se realizarán en 2004. Estos partidos no creen en un cambio radical del sistema”. Teodomiro Herrera, de los maestros rurales, denunció que “cuando estaban en campaña electoral, Evo Morales y Felipe Quispe venían todos los días a nuestras organizaciones. Ahora, hace más de un año que no bajan a las bases. Si el lunes 6 Evo no se suma a la lucha, debe ser visto como un traidor”. Y concluyó señalando que “la disputa egoísta del MAS de Evo Morales y el MIP de Felipe Quispe para ganar votos para las elecciones es una de las trabas fundamentales que no permiten una lucha unitaria”.

 

Según informa Econoticias, la denuncia de Herrera contra Quispe y Morales fue ovacionada.

 

Vilma Plata, dirigente de los maestros de La Paz y del Por, denunció a “los caudillos campesinos (como) electoralistas oportunistas”. Planteó la formación de “comités de huelga para evitar que dirigentes burócratas distorsionen la lucha del pueblo boliviano, que está en pie de guerra por mejores condiciones de vida”. Plata planteó “crear piquetes armados de autodefensa, derribar al gobierno, cerrar el parlamento, estatizar los medios de producción en manos de la burguesía y las transnacionales, y luchar por un gobierno obrero y campesino”.

 

En distintas intervenciones, “los maestros urbanos y rurales, los campesinos, los constructores, los trabajadores de la salud, los mineros, los fabriles, los carniceros, los gremiales, las Centrales Obreras departamentales, los universitarios, los periodistas y otros sectores sociales identificaron que la ‘dispersión’ del conflicto es producto de la falta de una ‘estrategia revolucionaria de poder’ con dirección única, coherente y nacional”.

 

Pero incluso entre quienes estuvieron de acuerdo en criticar el electorerismo de Quispe y Evo Morales, no fue posible establecer una política común sobre un planteo de poder frente a la crisis actual. Los acuerdos que se alcanzaron hablan de fortalecer la huelga y los bloqueos, pero no lograron establecer el objetivo estratégico de la lucha.