Fiebre amarilla en Paraguay

El inicio de una crisis sanitaria internacional


E l gobierno de Paraguay decretó la emergencia nacional, después de la confirmación de seis casos de fiebre amarilla. Los casos se detectaron en el Departamento de San Pedro (a 220 kilómetros de Asunción), y en el barrio Laurelty, en las afueras de la capital.

Oscar Martínez, ministro de Salud Pública de Paraguay, declaró que se esperaban 600.000 dosis de vacunas, provistas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que llegarían en marzo.

También declaró que esperaba ayuda de Argentina, Bolivia, Brasil y Venezuela, admitiendo que la enfermedad afecta a toda la región y que la producción mundial es insuficiente (La Nación, 15/2).

En sólo dos semanas, la disponibilidad de vacuna en Paraguay disminuyó de 100.000 a 40.000 dosis. Al mismo tiempo, las autoridades sanitarias confirmaban dos enfermos de dengue y 568 sospechosos de contagio.


La crisis sanitaria recién comienza

"En ese país no consiguen vacunas, pese a que se teme que la enfermedad se urbanice" (La Voz del Interior, Córdoba, 8/2). Los casos detectados en las cercanías de Asunción pusieron la situación al rojo vivo.

Se trataría de los primeros casos de fiebre amarilla urbana en un país donde faltan las vacunas, obligando a sus habitantes a vacunarse en Formosa. La directora del Hospital de Clorinda declaró que, de 500 vacunados, 150 eran paraguayos y que las dosis se terminan rápido (ídem).

Ultima Hora de Paraguay (21/2) anunció que "se restringe la vacunación porque no hay suficientes dosis. Sólo quedan 140.000.

La promesa de Martínez naufraga. La OPS no pone fecha de entrega.

Brasil (principal productor mundial) en donde se detectaron 25 casos con 13 muertes, suspendió las exportaciones para satisfacer su demanda interna (Ultima Hora, 21/2).

Ya en 2007, Bolivia registró ocho casos con seis muertes mientras en la Argentina, si bien no hay casos humanos, se lanzó la campaña de vacunación en Formosa y Misiones; en Uruguay se recomienda la vacunación a los viajeros a zonas de riesgo en Brasil.

Los casos paraguayos dispararon el alerta en Formosa, donde comenzó una campaña masiva de vacunación y fumigación casa por casa. La demanda de vacunas agotaron el stock.


Crisis sanitaria internacional

Esto es el comienzo de una crisis sanitaria internacional, que compromete en primer lugar a Paraguay, Brasil, Bolivia y Argentina, desatada por una enfermedad que provocó su primera epidemia en América en 1647, proveniente de las costas africanas. La primera epidemia ocurrió en Barbados.

El estudioso Sheldon Watts, en su libro Epidemias y Poder, señala que la tala implacable de bosques vírgenes para liberar tierras destinadas al cultivo de la caña de azúcar, contribuyó en aquella época a la expansión de la epidemia.

El "desarrollo" creó redes pestilenciales, que se propagaron mundialmente.

La mano de obra esclava africana abonó con su sangre la tierra de los terratenientes que amasaron sus fortunas en Estados Unidos, Cuba, Centroamérica y Brasil. Las epidemias de fiebre amarilla fueron consecuencia no sólo de la ausencia de vacunas en su época, sino principalmente de la forma de explotación del trabajo y de la (infrahumana) organización social.

Más de 360 años después persisten las condiciones de explotación de las masas latinoamericanas, al mismo tiempo que la deforestación y la desertificación – esta vez para abrirle terreno a la soja-  avanzan al ritmo de los intereses del capital internacional.

Sin terminar con la explotación capitalista y la miseria social que provoca, no podremos terminar con sus lacras.