Finalizó la huelga en Renault de Brasil

Tras veinte días en huelga, los trabajadores de Renault de Curitiba, en Brasil, obtuvieron la reincorporación de los 747 despedidos. A lo largo del conflicto, mostraron sus incansables reservas de lucha. Los cesanteados mantuvieron un acampe que bloqueaba las puertas de la fábrica y hubo medidas solidarias de otros sectores obreros, como las actividades en las puertas de las concesionarias de la empresa. Los trabajadores se enfrentaron a las represiones policiales y todas las maniobras patronales que intentaban desgastarlos.

En el marco del conflicto, el pasado viernes 7, los trabajadores lograron que la Justicia Laboral impugnara todos los despidos, alegando que se produjeron por fuera de cualquier acuerdo entre el Sindicato Metalúrgico de Grande Curitiba (SMC) y la empresa. Esto obligó a que se reabran las mesas de negociaciones.

Sin embargo, el acuerdo alcanzado por el sindicato y la patronal -que fue ratificado por una asamblea obrera virtual- tiene fuertes límites. El punto más grave es que se avanza en la flexibilización laboral. La empresa queda facultada para suspender sectores de la producción -o la fábrica entera- por hasta ocho meses, pagando el 85% del salario bruto. Al mismo tiempo, en caso del lanzamiento de un nuevo producto, la patronal puede tercerizar una parte del trabajo y reducir un 20% el salario de los nuevos contratados. Asimismo, se mantiene abierto hasta el 20 de agosto un plan de retiros voluntarios, que adelgazará las filas del colectivo obrero.

Esto es el resultado de la orientación concesiva del sindicato, cuyo presidente informó que “presentamos diversas alternativas que posibilitan tanto los empleos como las demandas de la empresa” (Rede Brasil Atual, 10/8). Es decir, sacrifica derechos a cambio de preservar los puestos de trabajo. Sin dudas, la tenacidad de la lucha daba para un acuerdo mucho mejor al negociado por el sindicato.

El plan de despidos en Brasil forma parte de un recorte global del trípode automotriz Nissan-Mitsubishi-Renault. En cada fábrica donde intentaron producirlos, se encontraron frente a una organización obrera que defiende sus reivindicaciones laborales históricas. En este sentido, Brasil no fue la excepción.

Que viva la lucha de los obreros brasileños. Vamos por un congreso de bases del movimiento obrero y un plan de lucha hacia la huelga general, que se enfrente a los despidos masivos en todo el país, como parte de la lucha por echar a Bolsonaro-Mourao y todo el régimen corrupto.