Francia: “hay que erigir las bases de una salida obrera a la crisis”

Reportaje a Maria Pereira, militante de la CGT Correos de París 11 y dirigente de la organización L’Etincelle (La Chispa) de Francia.

Prensa Obrera intercambió con Maria Pereira, militante de la CGT Correos de París 11 y dirigente de la organización L’Etincelle (La Chispa) de Francia, sobre las luchas populares en el país, el impacto de la pandemia y la salida política planteada por su organización.


Este sábado 23, desde las 14 h, se podrá escuchar a Pereira en directo, en el Facebook Live sobre “el movimiento obrero internacional frente a la pandemia y la crisis”, que contará a su vez con secretarios generales y referentes de sindicatos de Argentina, Perú y Brasil, y será emitido en Prensa Obrera.



¿En qué estado se encuentra la lucha contra la reforma previsional impulsada por el gobierno de Emmanuel Macron?


El confinamiento comenzó el 17 de marzo. La reforma de las jubilaciones aún no había sido aprobada. El gobierno había intentado hacer pasar rápido la reforma apoyándose en el artículo 49.3 de la Constitución, que le permite interrumpir el debate en la Asamblea nacional. Pero el Senado no tuvo tiempo de debatir el proyecto de ley. El 16 de marzo, junto al confinamiento, [el mandatario Emmanuel] Macron anuncio la suspensión de todas las reformas previstas, entre ellas la de las jubilaciones. 


Los sectores que más se habían movilizado a partir del 5 de diciembre (ferroviarios, trabajadores de buses y metro de Paris), después de dos meses de huelgas, junto a los docentes muy numerosos también en las manifestaciones, no habían abandonado el combate contra la reforma, muy impopular entre los trabajadores. Si el gobierno relanza su proyecto podría despertar una mayor ira popular. ¿Lo hará?


¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia sobre las masas, y en particular, sobre el movimiento obrero?


Si bien cada día disminuye la cantidad de muertos y contaminados por el COVID- 19, se cuentan ya más de 28000 fallecido. 


El gobierno presenta al personal de Salud como “héroes nacionales”, quiere entregarles medallas de reconocimiento por su compromiso y anuncia que habría que otorgarles más recursos al sector. Pero detrás de las palabras, la nada misma. Ningún aumento de salarios previsto. Se habla de otorgamiento de primas renumerativas pero no son para todos los trabajadores de los hospitales, no tienen el mismo monto en todos los servicios y son diferentes según la región. El reclamo de los trabajadores hospitalarios es un aumento de por lo menos 300 euros. Los trabajadores del sector se han movilizado desde hace más de un año por un aumento del presupuesto de salud y de sus salarios. Pasado lo peor de la epidemia, vuelve la movilización. 


El viernes pasado, cuando Macron visitó el hospital más grande de Paris (con alrededor de 10.000 asalariados), fue interpelado en numerosas ocasiones por enfermeras y otros trabajadores que le recordaron sus reivindicaciones. Todos pudieron verlo por televisión o redes sociales. Algunos hospitales decidieron realizar una movilización por semana: una concentración o una movilización, tomando obviamente todas las medidas de seguridad. A esas acciones se van sumando militantes y otros trabajadores para marcar su solidaridad. 


En el sector educativo, el gobierno quería reabrir las escuelas el 11 de mayo, empezando por las escuelas primarias. El objetivo admitido era que las escuelas funcionasen como guarderías para que los padres pudiesen retomar el trabajo. Muchos padres desconfían, y con justa razón. ¿Cómo garantizar el respeto de las medidas sanitarias con niños pequeños en escuelas donde en tiempos ordinarios los baños no están limpios, por falta de personal? Muchos docentes no están dispuestos para retomar las clases en esas condiciones. Por ahora, solo empezaron una parte de las clases, con una cantidad reducida de horas y donde concurren solo una parte de los chicos. 


Varios sectores de trabajadores aun no retomaron sus tareas, sobre todo en las grandes empresas. Las patronales quieren imponer un "paro parcial" y por ahora es el Estado el que paga los subsidios, pero esta situación no va a durar mucho. Aunque no haya anuncios de despidos masivos, hay una gran inquietud entre los trabajadores. 



En el Correo donde trabajo, la dirección, usando como pretexto las medidas sanitarias, quiere reorganizar el trabajo de los carteros. ¡De ninguna manera! Ya hubo días de huelga en varias oficinas del Correo. 


La central sindical CFDT, que pretende ser el mayor sindicato del país, firmo una declaración conjunta con el MEDEF, la organización de las patronales, para decir que hay que poner en marcha la economía. La CFTD, por supuesto, estaba a favor de la reforma de las jubilaciones. 


En la fábrica Renault de Sandouville, la CGT local obtuvo una victoria judicial, ya que la empresa quería retomar el trabajo sin garantizar las medidas de seguridad; los representantes patronales denunciaron a los sindicalistas que impedían el funcionamiento del país. Sin embargo, la CGT no propone a nivel nacional ninguna perspectiva de movilización a los trabajadores, conformándose con pedir que tengan en cuenta a los sindicatos en el diálogo social. 


¿Cuál es la salida política que propone L'Etincelle frente a la crisis?


Como minoría revolucionaria, tenemos limitaciones evidentes para proponer una política alternativa a la de los aparatos sindicales. Sin embargo, en este cuadro donde se superponen crisis sanitarias, sociales, económicas y en el futuro políticas, se abren posibilidades inéditas. 


Esto nos permitió discutir, intercambiar sobre temas de fondo con un sector importante de colegas, en la etapa actual sin llegar a tomar iniciativas. La idea de un control obrero sobre la cuarentena y el desconfinamiento, o sobre las medidas economicas en caso de crisis (como las nacionalizaciones), fue discutida mucho más ampliamente que lo habitual entre los simpatizantes habituales de las ideas revolucionarias. Por supuesto, es sobre las consecuencias económicas que las tensiones van a acumularse. En dos planos: el de los choques crecientes entre la policía y los jóvenes en las barriadas, en una situación de hambre y desocupación; y en las empresas con los despidos. Una de las tareas posibles sería que los revolucionarios puedan dirigirse, a partir de un sector significativo, al conjunto de los trabajadores para coordinar nacionalmente una campaña o mejor aún acciones de lucha, de huelgas y de ocupaciones para prohibir los despidos, y armar un programa de urgencia con reivindicaciones esenciales y medidas vitales para los trabajadores. Por ahora impera la desorientación, pero el choque social es inevitable y es hoy que hay que erigir las bases de una salida obrera a la crisis.