Francia: Un ‘partido plural’ en liquidación

El movimiento obrero francés está viviendo uno de los períodos más difíciles de su historia y el más duro de las últimas décadas. Los sucesivos gobiernos, con sus diferentes modalidades políticas, vienen aplicando una política de miseria social, material y moral que toca profundamente a los trabajadores y a la juventud. Hay una desocupación masiva (de 3 millones formales a 5 millones reales, y en la juventud de los barrios llega al 50%); las condiciones de trabajo están marcadas por los bajos salarios y por la precariedad; hay un deterioro de los servicios públicos, de la salud y de la educación; la cobertura social es cada vez más limitada; la crisis de la vivienda es aguda. Está en curso el cierre de grandes empresas y hay un retroceso productivo mayor.


En estas condiciones, la resistencia y las luchas del movimiento obrero se manifiestan, pero de una forma más bien aislada, sin orientaciones claras de lucha y sin reagrupamientos políticos significativos de los luchadores de vanguardia.


Congreso


El II congreso del NPA, de comienzos de febrero, debe ser situado en este cuadro. No como una peripecia más de la vida de esta organización ligada al Secretariado Unificado, cuyas múltiples fracciones y volteretas ya no tienen gran interés.


Las informaciones de base son las siguientes. El NPA agruparía en este momento a 2.500 miembros, contra 10.000 en el momento de su fundación, cuatro años atrás. Para el Congreso hubo 1.700 votantes. La fracción Gauche Anticapitalista, partidaria de frentes democratizantes con el PC y con otros, se escindió en junio de 2012, arrastrando al 40% de los militantes y de los cuadros dirigentes. El partido vivió al mismo tiempo una sangría sistemática de adherentes. Sus resultados electorales en 2012 fueron malos en las legislativas y mediocres en las presidenciales; en general, el partido perdió toda fuerza de atracción. Está reducido a un esqueleto, con las viejas tendencias de la LCR y el añadido de nuevas fracciones. Lo que resta de la mayoría histórica que lanzó la construcción del NPA obtuvo solamente el 51% de los votos. Ahora dice que "la aspiración a la recomposición… tuvo que enfrentarse con las actitudes fraccionales …" (Tribuna de la tendencia X, Tean, 7 de febrero).


La dislocación del partido y de la dirección se manifiesta igualmente en los diferentes países europeos donde el SU lanzó hace años la construcción de "partidos amplios"; sea que se han disuelto, sea que están en un profundo retroceso (Portugal, Dinamarca, Italia, Gran Bretaña).


Por ejemplo, el balance que traza Salvatore Canavo (Sinistra Critica) de las elecciones italianas en el periódico Tout est à nous (Tean), 28 de febrero) es el siguiente: la vieja izquierda (incluida la "extrema izquierda") está muerta, hace falta tiempo para evaluar a Grillo y "sobre todo, hace falta una nueva generación política. Basta de improvisaciones, de reiteraciones del pasado, de nostalgia hacia los pequeños partidos". En resumen: dejemos nuestras payasadas y adoptemos las de los payasos de profesión.


El debate sobre el Front de Gauche


Al NPA lo ha dislocado la aparición de un competidor como el Frente de Izquierda (FG). El "partido amplio" del SU fue superado electoralmente por otro más amplio aún -que incluye al PC-, y que lo superó cómodo en las elecciones recientes. El líder del FG también es un ex trotskista (lambertista), reconvertido al chavo-kirchnerismo. La dilución de las fronteras políticas entre los revolucionarios y los democratizantes no rindió otro fruto que el ascenso de los democratizantes.


El FG atrae a una camada de militantes obreros, sobre todo en la CGT, que reúne a los viejos componentes del aparato sindical y también a militantes jóvenes que llevan adelante luchas locales. El FG, entonces, ha marginalizado al NPA. La reacción de una mayoría -aunque sea muy estrecha- es ir a un "frente con el Frente", una "oposición de izquierda" para estructurar una "alternativa política". Es también una identificación con Syriza. Para la mayoría del NPA, toda construcción autónoma de un partido militante -aun en una versión centrista- debe quedar anulada.


El FG, de todos modos, es una arquitectura política que se sitúa en el terreno de las combinaciones parlamentarias y no una tendencia militante del movimiento obrero. Apoya a las direcciones sindicales en las negociaciones y en el control de las movilizaciones; es un medio de disciplinamiento político. Su dirigente, Mélenchon afirma una y otra vez, en el medio de sus diatribas contra la política de austeridad de los socialistas, que él quiere ser el futuro primer ministro de Hollande una vez que la política actual haya fracasado. El FG combina el aventurerismo de Mélenchon y el cretinismo del aparato del PC. La dirección del NPA fracasó en imponer esta línea de frente con el Frente. Fue el rasgo dominante del Congreso. La apuesta de la dirección era quebrar y dividir a la izquierda, y ganar a una tendencia democratista. Le fue mal. Para la corriente principal de la izquierda, la opositora tendencia Y: "Durante el Congreso los desacuerdos se profundizaron con la plataforma X. (…) La mayoría estrecha no ha sacado las lecciones de lo que ha provocado la crisis del NPA. Readapta la política de frente permanente, social y político con el FG…".


La derrota política de la dirección es un punto a favor, pero considerablemente limitado, porque no hubo confrontación de estrategias. Al frente con el Frente se le opusieron las "luchas inmediatas" y el enfrentamiento entre el capital y el trabajo asalariado. Se dejó de lado que no se puede combatir a Mélenchon oponiendo únicamente las luchas y no las alternativas políticas estratégicas.


El NPA ha fracasado con sus variantes "movimientistas" y ahora se concentra en la adaptación a las direcciones y organizaciones tradicionales.


La izquierda del NPA


El valor político que puede tener hoy el NPA está basado en los centenares de militantes que buscan un camino independiente. Hay un trabajo militante real y de intervención en el movimiento obrero, pero extremadamente confuso, sin balances, ni estructuras de trabajo. El Congreso ha dado lugar más bien a un cuadro de dispersión.


La "plataforma Y" reunió más del 30% de los votos (mantuvo su porcentaje, pero perdió la mitad de sus votos en términos absolutos); se encuentra minada, sin embargo, por una minoría favorable a un acuerdo con la vieja mayoría. Está dividida en varias subtendencias, que se encaminan hacia un divorcio.


Otra tendencia "democratista" -la W- obtuvo un poco menos del 10% de los votos, sobre la base de la crítica al funcionamiento del NPA. Logró imponer algunas de sus aspiraciones y se negó a un acuerdo político general con la X, para guardar su libertad de maniobra.


La otra tendencia de la izquierda que se manifestó en el Congreso fue la Z, que reúne al CCR (ligado al PTS de Argentina), a la tendencia Claire y a militantes independientes. Reunió el 10% de los votos y creció en porcentaje y en términos absolutos. Pero la tendencia comenzó el Congreso en forma relativamente unificada y lo terminó con una escisión. El CCR y Claire -este con el apoyo de los independientes- se dividieron en una votación final fundamental. Luego oficializaron la escisión con dos balances separados del Congreso.


El punto de diferencia fue importante. La tendencia Claire fue partidaria de buscar un acuerdo con la Y y votaron conjuntamente la resolución política final -presentada por la Y-, con un agregado significativo propuesto por Claire. El CCR, como podía esperarse, reclamó en forma autoproclamatoria que se reconocieran los "avances de la izquierda revolucionaria". Ahora el CCR agrupa solamente a una parte probablemente minoritaria de la Z.


París, 3 de marzo de 2013