Frente Amplio: “No hagamos olas”

Frente al anuncio de la “flotación”, un grupo de diputados y senadores del FA-EP pretendió impulsar la interpelación parlamentaria y la renuncia del ministro de Economía, Bensión, con el argumento de que “perdió credibilidad”: pocas semanas antes, el hombre había declarado que no se modificaría la política cambiaria.


Los parlamentarios del FA-EP simplemente buscaban un chivo expiatorio y una escapatoria. Todo el gobierno defendió públicamente, hasta horas antes de la devaluación, la política oficial; correspondía, en consecuencia, reclamar la renuncia de todo el gobierno, empezando por el propio Batlle… algo que el FA rechaza como “un ataque a las instituciones democráticas”.


Pero Tabaré Vázquez, presidente del FA-EP, frenó en seco a sus parlamentarios. Les ordenó “no hacer olas” ante la “delicada situación del país”; el propio Vázquez se llamó a un escrupuloso “silencio”.


Con su “silencio”, Vázquez, no sólo defiende al gobierno; ante todo, busca defenderse a sí mismo… de aparecer en plena coincidencia con Batlle. Es que, poco antes, el “progresista” oriental se había declarado partidario de “la implementación de un “blindaje” para el sistema financiero en base a créditos internacionales” (La República, 24/5). Exactamente eso fue lo que hizo Batlle, para lo cual debió aceptar la imposición del FMI de abandonar la moneda uruguaya a su suerte. Con su silencio, Vázquez revela que estaba dispuesto a aceptar las mismas condiciones.


Como Vázquez, la dirección del FA está a muerte con la devaluación. El senador Danilo Astori, de Asamblea Uruguay, la calificó como “inevitable” y rechazó airadamente cualquier interpelación al ministro Bensión. Alberto Couriel, de la Vertiente Artiguista, fue todavía más lejos al declarar que “la medida es buena para el país en su conjunto” y que “para un eventual gobierno del Frente Amplio es un paso adelante” (Brecha, 21/6). Por esta vía, nos venimos a enterar de que “un eventual gobierno del FA”, según Curiel, gobernará siguiendo, como hace Batlle, los dictados del FMI y el Tesoro norteamericano.


La crisis bancaria ha confirmado, una vez más, el papel político del Frente Amplio como sostén e integrante pleno del régimen fondomonetarista que gobierna Uruguay.