“Fuera Bush y el Cabezón”

50.000 manifestantes en la Capital

En medio de una lluvia persistente, 30.000 manifestantes colmaron el trayecto entre Las Heras y Pueyrredón y Plaza Italia; frente a la embajada yanqui, bajo una bandera central que proclamaba “No a la guerra imperialista contra Irak”. Las agrupaciones piqueteras –el Polo Obrero en primer lugar– mostraban la mayor presencia organizada de la marcha, a la cual se sumaron en masa integrantes de las asambleas populares, muchos de ellos identificados con sus propias banderas. Sin embargo, los corresponsales de los medios de prensa que cubrían la marcha del sábado 15 en Buenos Aires informaron casi al unísono que “tenemos orden de no entrevistar a los piqueteros”.


La “orden” de las patronales periodísticas revela un operativo político para presentar la marcha como lo que no fue, es decir, como una marcha pseudo-pacifista que pretende el sometimiento de Irak “sin guerra”. Así la centroizquierda inventó su propia marcha Página/12 –¿quién si no?– la calificó como un “milagro político” porque “logró algo que no ocurría desde finales de la dictadura… la unidad de los más diversos sectores sociales y políticos más diversos”. ¡Pero entonces dominaban el Pj y la Ucr con los Duhalde y Alfonsín al frente!, que a esta marcha, naturalmente, no aportaron ahora ni un hombre ni un banderín. La centroizquierda no apareció, ni los socialistas, ni la Carrió, ni nadie del “espacio” al cual ahora quiere sumarse el flamante candidato “progresista” Leopoldo Moreau. La presencia de la Cta fue apenas simbólica y, en la misma línea, para no desentonar con sus aliados, estuvo la Ccc.


Los centroizquierdistas y sus adláteres ya habían demostrado en las reuniones de preparación de la marcha su disgusto con la consigna central que calificaba a la guerra como “imperialista”. Esto para no desentonar con los Felipe González o Chirac. Entonces, redujeron su protagonismo en la marcha y armaron su propia interpretación “mediática”. Sobre todo tratando de evitar cualquier connotación hostil al gobierno de Duhalde.


En la marcha real, el testimonio de un asambleísta, recogido también por Página/12, puso las cosas en su lugar: “Tenemos que lograr que se vayan todos los que destruyeron la economía argentina y que se vayan todos los que quieren convertir al mundo en un polvorín”. “Fuera Bush y el Cabezón”, fue una de las consignas más escuchadas. Es decir, la marcha volvió a poner de relieve la presencia decisiva de los trabajadores piqueteros y de las asambleas populares en el panorama político y la necesidad de plantear su propia salida frente al imperialismo genocida y sus cómplices nativos.