El jueves 29 de marzo, se realizó en España una huelga general contra la reforma laboral del gobierno del Partido Popular. La huelga fue convocada por los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO, con el apoyo de los sindicatos clasistas y de los nacionalistas. En el interín, hicieron varios llamados al gobierno para entablar una negociación. El día de la huelga volvieron a insistir en la negociación.

Los trabajadores paralizaron la actividad industrial y, con la salvedad de los servicios mínimos pactados, el transporte. La lucha por la paralización de la actividad de las grandes superficies en los centros urbanos -la que se dio entre los piquetes y la policía- se extendió a lo largo de todo el día. En los piquetes en general se ha registrado una significativa actividad de las asociaciones de vecinos, asambleas populares de barrios y pueblos que representan el nivel de organización residual del movimiento iniciado el 15 de mayo de 2011 y su confluencia con los movimientos barriales.

La fortaleza de la huelga ha demostrado una voluntad real de combate de los trabajadores. La huelga fue más firme y contundente en el país vasco, porque -por primera vez en 12 años- la convocatoria de los sindicatos nacionalistas y el resto de las organizaciones sindicales fue coincidente.

La afirmación de los grandes sindicatos de que habrá un plan de lucha hasta la retirada de la reforma -sin hacer ninguna precisión- indica que ante cualquier gesto del gobierno van a subordinar cualquier medida de lucha a la negociación.

No hay enmienda posible a este decreto, ni espacio político en el arco parlamentario para imponer ningún retaceo a sus objetivos. La limitada combatividad de las direcciones sindicales es el resultado de su intento por mantener su mínima inserción en el movimiento obrero -algo que corrían el riesgo de perder.

Las direcciones de la UGT y CCOO han señalado que la próxima jornada de lucha es el 1º de Mayo. Este 1º de Mayo, a causa de las circunstancias políticas y económicas, la fecha puede recuperar su sentido originario si se encuadra en un plan de lucha para la derogación de la reforma laboral y el pleno empleo. Las organizaciones que se declaran clasistas, las asambleas populares de los barrios, las asociaciones de vecinos, los sindicatos antiburocráticos, deben jugar un papel cada vez más importante al convocar a la movilización por la derogación de la reforma laboral. Estas corrientes ya han demostrado que, en determinadas circunstancias, pueden agrupar a capas amplias de la población -en particular a la juventud trabajadora y a los jóvenes desocupados. Sería importante que la reactivación de la actividad en los barrios a raíz de la huelga general encontrara una continuidad, con el objetivo de confluir en la convocatoria del 1º de Mayo. En los barrios periféricos de cada ciudad hay empresas, fábricas, oficinas públicas. Sería un progreso importante llegar a sus trabajadores para convocarlos a estas marchas sobre el acto central del 1º de Mayo.

España está en quiebra, los planes económicos del gobierno van a agudizar esa quiebra. Los flujos de dinero dentro de la unión monetaria han contribuido, de manera encubierta a través del Banco de España, a tapar los agujeros de la balanza de pagos del país. La Unión Europea (UE) quiere frenar esos flujos de capital para reducir el riesgo de los países con excedentes (Alemania, Holanda y Finlandia). El fondo para el saneamiento bancario se ha quedado sin dinero. Para sanear a la banca del país se debería apelar a los recursos de la UE, ya que ésta no le deja emitir deuda para destinarla al capital de los bancos. Los intereses de la deuda pública en 2012 representan 28.900 millones de euros -cifra igual al recorte del gasto del presupuesto del Estado.

En estos momentos, el principal instrumento de esa política económica es la reforma laboral y las restricciones del presupuesto. El objetivo inmediato, por lo tanto, es agrupar a los trabajadores y los desocupados para lograr la derogación de la reforma laboral y acelerar el final del gobierno de Rajoy.