Gran huelga en Paraguay

La clave del desenlace de la crisis política desatada por la sublevación del general Oviedo, la ofrecieron los obreros, campesinos y estudiantes el pasado 2 y 3 de mayo con una impresionante huelga general. La huelga fue cumplida en un 75% y se reforzó políticamente con manifestaciones callejeras duramente reprimidas por la policía. El punto más alto de la huelga lo constituyó la paralización de las obras de Itaipú, que los obreros paraguayos acataron con el apoyo de los trabajadores brasileños. La decisión conjunta tomada por los explotados de los dos países, de proseguir con la huelga general más allá de las previstas 48 horas, para el caso de que no fueran liberados los dirigentes sindicales masivamente arrestados por el gobierno, dobló rápidamente el brazo represivo de Wasmosy. Es incuestionable que la crisis política provocada por el enfrentamiento entre Wasmosy y Oviedo no se profundizó fuera de cierto punto por el temor de ambos y del imperialismo a la inminente huelga general.


Ni las reivindicaciones obreras, centradas en el reclamo de un aumento de salarios del 31%, ni los reclamos campesinos en favor de la entrega de tierras, han sido satisfechas, ni lo serán sino al cabo de una dura lucha. El gobierno derrochó los fondos públicos que dice no tener, para rescatar a un grupo de bancos en quiebra que amenazaba al conjunto del sistema financiero, pero no hará lo mismo para aumentar salarios o expropiar terratenientes. Cualquiera sea el grado de florecimiento del contrabando, lo cierto es que la economía paraguaya atraviesa una fuerte crisis, que la burguesía del país pretende descargar sobre las masas. Esto permite prever que tanto la crisis política como las luchas populares habrán de acentuarse.


La crisis Oviedo-Wasmosy fue detenida por la embajada yanqui, como ya lo señalamos desde estas páginas; esto significa que el régimen político paraguayo (la ‘democracia’) no tiene raíces propias, que no pasa de ser un artificio más o menos adecuado a las características del presente período internacional.  En las elecciones que tuvieron lugar en el partido colorado inmediatamente después de la crisis, triunfó la fracción stronista por abrumadora mayoría. Es decir que Oviedo y los que siguen a Wasmosy deberán pujar por la sucesión presidencial desde fuera del principal aparato político del país. Paraguay es una ‘democracia’ donde los votos premian a los ‘totalitarios’ y obligan a los ‘demócratas’ a recurrir al fraude y a la represión para poder gobernar. No hay que olvidar que Wasmosy obtuvo, en su momento, la candidatura presidencial por los colorados, luego que el general Oviedo impusiera el fraude en el recuento de votos.


Hubo abundante mención, durante la crisis, a la contradicción que existiría entre el multimillonario contrabando paraguayo y el desarrollo del Mercosur, pero nadie pudo explicar su sobrevivencia luego de más de una década de ‘integración económica’. Ocurre que el contrabando paraguayo sólo es parcialmente tal, pues para exportar ‘en negro’ los contrabandistas que operan en Paraguay deben importar antes de la misma manera, principalmente desde Argentina y Brasil. Para un tango hacen falta dos y en este caso lo bailan tres; por eso este régimen seguirá operando por mucho tiempo más.


Paraguay se ha incorporado al torrente de la crisis y de la rebelión popular latinoamericanas con una fuerza que sólo puede sorprender a quienes desconocen la explosividad de los conflictos de clase en este país.