Grecia: fin de régimen

-Exclusivo de internet

Según las últimas encuestas, los dos principales partidos (los conservadores de Nueva Democracia -que saldrá primero- y los socialdemócratas del Pasok), sumarán solamente el 40% de los votos (se habían quedado casi con el 80% de los votos en 2009); se espera también una fragmentación del Congreso en una decena de grupos y el ascenso de la izquierda y, en menor medida, de la extrema derecha (Europa Press, 22/4). Los dos principales partidos no tendrían capacidad para formar entre ellos siquiera un gobierno de coalición. Pero incluso si lo lograran, su mandato podrá ser de corta duración. “Pase lo que pase al lado, estamos ante la inestabilidad” se preocupa el Financial Times (10/4).

Grecia se ha transformado en un país inviable en términos capitalistas. Entra en el quinto año consecutivo de recesión con una deuda pública equivale al 160% del PBI y un déficit en las cuentas públicas del 9,1% en 2011. La tasa de desempleo oficial alcanzó en enero a 21,8 por ciento. El Banco Central vaticina que la recesión durará incluso durante 2013 (EFE, 23/4).

En consecuencia, las elecciones se harán en un cuadro de crisis total del régimen político: “Casi la mitad de los electores (42,1%) consideran que ningún partido tiene un programa para afrontar la crisis capitalista. Además, el 48,1% cree que ninguna formación presenta un discurso político sincero. Los electores se muestran contrarios a la dura política de recortes impuesta a Grecia por la Unión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo” (EFE, 15/4).

Por el lado de la ultraderecha, se plantea la posibilidad de que el grupo fascista Amanecer Dorado entre al parlamento. El ultranacionalista Laos, cuarta fuerza parlamentaria (y hasta hace dos meses, tercer socio del gobierno), se encuentra en serio retroceso (Página/12, 16/4).

Pero es la izquierda la que más está creciendo. Según los últimos sondeos, la Coalición de izquierda radical (Syriza), la Izquierda Democrática y los comunistas del KKE, alcanzarían entre el 8 y el 12% de los votos. A ellos se sumaría la llegada al parlamento de los ecologistas.

Izquierda Democrática, escindida del Pasok cuando rechazó los últimos ajustes, llegó a alcanzar el 18% de la intención de voto. Sin embargo, retrocedió cuando su dirigente planteó que “los contratos de crédito suscriptos por el país son obligatorios y en ningún caso pueden ser desconocidos por la acción revolucionaria”. Syriza, por otro lado, se encuentra dividida: un sector apunta a una alianza con Pasok, planteando que existe la necesidad de formar un gobierno con un programa de “redistribución de la riqueza” y construir una “Europa social”; otra fracción postula la salida del euro, o sea un ‘defol’ y una devaluación. El KKE, finalmente, ha venido desarrollando una acción autorrefencial, con la mira puesta en un incremento de su bancada parlamentaria. La crisis de régimen se combina así con una ausencia de estrategia de poder por parte de la izquierda tradicional.

La izquierda revolucionaria, aún minoritaria, está creciendo y se expresa en las listas independientes que presenta el EEK (Partido Revolucionario de los Trabajadores).