Grecia: la marcha de las elecciones anticipadas


Las elecciones anticipadas en Grecia transitan por un campo minado. Los sondeos no le aseguran a Alexis Tsipras una mayoría absoluta. No habría que descartar que, si no la consigue con su aliado Griegos Independientes (y con la ayuda de los cincuenta diputados que recibe el que sale primero), acabe renunciando -esta vez en forma definitiva.


 


Mientras tanto, la Unión Europea no detiene su accionar. El presidente de Grecia designó para el período interino a dos hombres de Syriza, de confianza de la Troika, para primer ministro y ministro de Economía. Las unidades recaudadoras de impuestos han sido absorbidas por la Secretaría General de Ingresos Públicos, que ha pasado al control de la Troika. Los activos públicos han quedado en manos de una suerte de fideicomiso bajo control de la Unión Europea, destinado prioritariamente a rescatar a la banca, que se encuentra, sin embargo, en estado de insolvencia irreversible (tiene activos incobrables del orden del 55%). El Banco Central de Europa toma a su cargo al Banco Nacional de Grecia. El plan de rescate puede derrumbarse en sus tramos iniciales, precisamente por el estado del sistema financiero griego.


 


Alternativa


 


Plataforma de Izquierda, rebautizada Unidad Popular, que agrupa al sector que rompió con Syriza, no llega a los dos dígitos en las encuestas. Plantea volver al programa original de Syriza, pero impulsa la salida de la zona euro y el retorno a la moneda histórica nacional, el dracma, que es, precisamente, lo que la Syriza ‘original' rechazaba por completo. Se opone, por un lado, a los planes de austeridad y ajuste, y plantea la nacionalización de los bancos, pero sin explicitar qué hará con los activos incobrables que corresponden a los grandes capitales. No plantea siquiera la cuestión de los bienes de la Iglesia, aunque su liderazgo acaba de afirmar que el clero ya paga impuestos en calidad de empresario en gran escala.


 


Unidad Popular plantea textualmente: “la elaboración de un plan de desarrollo basado en la inversión pública, pero que también permitirá la inversión privada en paralelo. Grecia necesita una nueva y productiva relación entre los sectores público y privado para encaminarse hacia el desarrollo sostenible”. Estamos ante la típica sanata keynesiana, aplicada a un capitalismo quebrado.