El Partido Revolucionario de los Trabajadores (EEK) de Grecia está siendo objeto de una sistemática campaña de ataques políticos por parte de las fuerzas represivas y del Estado. El 19 de mayo, luego de una exitosa marcha de más de 3.000 jóvenes en repudio a una serie de ataques perpetrados por bandas fascistas protegidas por el gobierno contra locales juveniles y ataques armados contra estudiantes universitarios de izquierda (que comenzó el 1 de enero, con el ataque con bombas incendiarias contra el local de la juventud del EEK), la policía lanzó una masiva razzia en un área del centro de Atenas. Fueron detenidos más de 150 jóvenes, sin causa ni razón. Entre ellos, diez miembros de la juventud del EEK y uno de sus dirigentes, Kyriakos Moutidis (que trabaja en una cafetería de la zona). Todos fueron liberados a la mañana siguiente, excepto 19 pibes acusados de “asaltos criminales”.

Tres días después, en un programa televisivo, se acusó a Katerina Matsa de haberle entregado un documento falso a un traficante de drogas para que pudiera escapar de la prisión. Katerina, médica de profesión y miembro del Comité Central del EEK, es directora de la Unidad de Drogas del Hospital de Atica. Es, al mismo tiempo, una revolucionaria de larga trayectoria y una autoridad reconocida en el campo de los tratamientos contra la adicción a las drogas. Esta ridícula acusación ya creó un torrente de protestas públicas por parte del movimiento sindical, la izquierda, los movimientos de mujeres y los familiares de los internados del Hospital.

El EEK, sus dirigentes y su juventud fueron elegidos como blancos de las calumnias y la represión por su papel de vanguardia en la lucha contra la represión.

El Partido Obrero repudia estos ataques y se solidariza con sus compañeros de Grecia.