Haití: obreros a dos dólares por día


A un mes del
terremoto que dejó 250.000 muertos, otros tantos lisiados y tres millones a la
intemperie, la operación de socorro internacional es un gigantesco fracaso y, a
la vez, la pantalla de enormes negocios capitalistas.

La “reconstrucción”

Lo que guía el
interés de la clase capitalista no es resolver la inmensa tragedia humana que
se desenvuelve en Haití. La asamblea de países “amigos” de Haití que acaba de
realizarse en Montreal no votó siquiera la cancelación de la deuda externa. Toda
la vocinglería apunta a ocultar la explotación política y económica del sismo
en función del operativo de colonización imperialista que está en marcha.

Empresas
yanquis se disputan hoy el codiciado negocio planteado por la “limpieza” de
Haití, luego de haberse presentado como donantes desinteresados frente a la
catástrofe. Una de ellas, AshBritt, fue partícipe de la reconstrucción de Nueva
Orleáns, luego del huracán Katrina, y puso en claro sus métodos: “algunos se
interrogaron sobre si las donaciones políticas de AshBritt no pavimentaron el
camino para los contratos federales”. Un informe presentado al Congreso observó
que “AshBritt usó múltiples capas de subcontratistas” para inflar los costos
(Miami Herald, 9/2).

Sonapi, el
parque industrial de Puerto Príncipe, ha comenzado a reabrir sus puertas. El
grueso de su producción son prendas exportadas a Estados Unidos y los salarios
menores de siete dólares por día, contra seis que ofrecen las Naciones Unidas
a quienes se contraten en tareas de limpieza. Son ingresos altos en relación
con otros de menos de dos dólares por día en casos de subcontratación. Antes
del sismo, un investigador había advertido que “Haití tiene costos laborales
que son de plena competencia con China, que es la referencia mundial. La mano de
obra haitiana no sólo es barata sino de buena calidad” debido a la
tradición de la industria de confección (Collier, The Bottom Billion, Oxford).

“The Economist”
propone lisa y llanamente legalizar el dominio imperialista en el país: “La
autoridad podría ser establecida con los auspicios de la ONU y un grupo de países (Estados
Unidos, Canadá, Europa y Brasil, por ejemplo). Podría ser ejercida por un ‘outsider’
adecuado, como Bill Clinton. Algunos podrían objetar que esto socavaría un
gobierno democráticamente electo. Pero no hay mucho por socavar” (23/1).

  • Fuera la Minustah (las fuerzas
    de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití), fuera las tropas yanquis.
  • Tratamiento de todos los casos urgentes en
    Dominicana, Cuba y Estados Unidos.
  • Empleo de los desocupados haitianos en la
    reconstrucción, a cambio de un salario mínimo igual al costo de la canasta
    familiar.