Heroica huelga minera

Después de una semana de huelga con ocupación, 300 mineros de la carbonífera Schwagger, en Coronel (500 kilómetros al sur de Santiago), se han encerrado en un pozo de la mina a 800 metros de profundidad y han suspendido todo contacto con la superficie hasta tanto el gobierno acceda a sus reclamos de jubilación anticipada.


La huelga comenzó poco después de que 21 trabajadores murieran quemados en una explosión en el interior de la mina. Inmediatamente los trabajadores ocuparon las galerías, que no han desocupado hasta el presente. Pocos días después, un nuevo accidente en la vecina mina estatal de Lota mató a otros tres trabajadores. El entierro de los muertos en la Lota, del que participaron 7.000 trabajadores de toda la región, se convirtió en un acto de repudio al gobierno y a las patronales.


Las muertes son la directa consecuencia de la política de “racionalización, reconversión y reducción de costos” emprendidas por las patronales y el gobierno para “salvar” la minería en retroceso frente a la competencia internacional. En la Schwagger, de los 1200 mineros que trabajaban en marzo, fueron despedidos 600; los otros 600 fueron despedidos y “recontratados” por empresas subsidiarias y contratistas, en pésimas condiciones de seguridad y trabajo. Su “despido” fue un recurso para liquidar el convenio colectivo.


Los mineros repudian la “reconversión”: “No queremos saber nada con la reconversión. Ha sido un completo fracaso y ni siquiera vamos a hablar de este punto. Muchos de nuestros compañeros murieron esperando la reconversión” declararon los huelguistas (Crónica, 12/10). Los trabajadores reclaman la jubilación anticipada para los 1200 que trabajaban en marzo. A pesar del repudio y la huelga, el gobierno se “desentendió” del conflicto aduciendo hipócritamente que se trata de un conflicto en una empresa privada, lo que no le impidió dejar en claro que continuará aplicando la “reconversión” asesina.


La heroica determinación de los trabajadores de encerrarse a 800 metros de profundidad, en un túnel de apenas 30 metros de largo, con temperaturas heladas y una humedad del 100% revela la agudeza que va cobrando la lucha de clases en Chile.