El 25 de febrero pasado, en una sorprendente demostración de fuerza, más de 100.000 personas coparon las calles de Tegucigalpa, la capital de Honduras, para rechazar el terror fascista impuesto bajo el gobierno de facto de Porfirio Lobos.

La masiva movilización se encargó también de denunciar la “Comisión de Verdad”, integrada por el actual gobierno y veedores internacionales afines. Es un invento de la administración de Obama para desviar la atención de los verdaderos autores del golpe de Estado militar del 28 de junio de 2009, desde una visión política similar a la “teoría de los dos demonios”.

En menos de un mes de la llegada al poder del régimen de Porfirio Lobo Sosa, se han cometido 254 violaciones a los derechos humanos, unos nueve casos diarios. En las estadísticas manejadas por el Comité de Familiares de Presos y Desaparecidos en Honduras (Cofadeh) figuran que se han producido 53 detenciones ilegales; dos agresiones sexuales; dos asesinatos; ocho casos de torturas; dos secuestros; 14 allanamientos; 23 barrios perfilados por las fuerzas de seguridad como Resistentes han sido cateados en horas inhábiles, 150 personas han salido del país en calidad de refugiados políticos a países vecinos, Canadá, Estados Unidos y España, entre otros; 25 han cambiado de ciudad y 30 han cambiado de domicilio en los apenas 28 días que lleva el actual régimen.

La movilización fue la primera sin la presencia física de Manuel Zelaya en Honduras, luego de su ingreso clandestino a la Embajada de Brasil el 21 de septiembre pasado, y fue una contundente demostración del poder de convocatoria que tiene el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) en las masas hondureñas.