Hong Kong y China


La represión, incluida la paraestatal, no ha frenado las movilizaciones en Hong Kong en favor de elecciones libres. De acuerdo con el régimen establecido, los ciudadanos solamente pueden elegir entre una terna designada por un comité de doscientas personas. Uno de los actores principales es el movimiento estudiantil, que tiene sus principales expresiones en la Federación de Estudiantes de Hong Kong (FEHK), Occupy Hong Kong y el movimiento de estudiantes secundarios ‘Scholarism'.


 


¿Estados Unidos?


La prensa oficial China acusa a Estados Unidos de promover el movimiento. Según El País (2/10), sin embargo, “ni en Washington ni en Londres existe la voluntad de enfrentarse a China por el movimiento democrático en Hong Kong”. No existe ningún interés en perjudicar la conexión entre la bolsa de Hong Kong y la bolsa de Shanghai, que ha sido retrasada, precisamente por las movilizaciones. La conexión dará a los inversores occidentales un acceso sin precedentes a un mercado accionario de 4 billones de dólares, ayudará a incrementar el uso internacional del yuan (moneda China) y a liberalizar el sistema financiero de Beijing (Bloomberg, 24/10). Es una oportunidad “demasiado grande para ignorarla”, según el grupo financiero Goldman Sachs (Wall Street Journal, 26/10).


Aunque un profesor hongkonés observa que “la clase trabajadora, en su mayoría, es incapaz de sentirse identificada con unas propuestas que sólo tratan la superficie del problema, el proceso electoral” (El País, 3/10), existe, de todos modos, una participación obrera. La Confederación de Sindicatos de Hong Kong (HKCTU), un sindicato independiente, declaró que “no podemos permitir que los estudiantes luchen solos” (Europe Solidaire, 29/9) y convocó a un paro de emergencia para repudiar la represión gubernamental, reclamar la liberación de los detenidos y reformas democráticas. Al planteo se sumaron el sindicato de Swire Beverages (Coca-Cola Hong Kong), el sindicato de Empleados, el de Trabajadores Sociales y la Unión de Portuarios de Hong Kong. A su vez, 35 sindicatos del resto del mundo se sumaron en solidaridad internacional con el HKCTU y las protestas.


 


El temor de la burocracia


El mayor temor de las autoridades chinas consiste en una potencial propagación de las protestas al resto del territorio. Ya hay activistas detenidos por realizar acciones de solidaridad con Occupy Hong Kong. A la vez, las protestas coinciden con un desarrollo sostenido en la parte continental de las huelgas obreras en todos los sectores desde 2012 (construcción, servicios, industria, etc.). “Las huelgas han aumentado casi un tercio en el primer trimestre de 2014 respecto al año anterior” (ABC, 21/4). A la gran huelga de abril por aumento salarial contra el fabricante de zapatillas Yu Yuan (tercerizada de Nike, Adidas, Reebook, y otras), en siete de sus diez plantas, se añade ahora otro caso emblemático, el de los trabajadores de la Foxconn (ensambladora de productos tecnológicos, que opera para las grandes compañías del rubro) del centro del país (EFE, 10/10). Además del aumento salarial, los trabajadores chinos reclaman por las condiciones de trabajo: jubilaciones, seguro médico, subsidios a la vivienda o indemnizaciones por lesiones. “¡Paguen nuestra Seguridad Social y los fondos para la vivienda!”, se coreaba en una de estas huelgas.


 


Hong Kong padece una notable desigualdad social, buena parte de su población depende de la protección social, y el 18 por ciento vive en la pobreza. China, por su parte, atraviesa una enorme crisis de sobreproducción y bancaria. La apertura de Beijing al capital financiero internacional, coordinada por Hong Kong, potenciará los efectos de estas crisis en todos los territorios de la “República Popular”.