Huelga de masas en Corea contra la ‘flexibilización’ laboral

“¡Co-rea-na-zo!”. No se nos ocurre otra expresión para que el lector argentino se forme una idea adecuada de la magnitud y la profundidad de la huelga general y de las manifestaciones callejeras de masas que están desarrollando los obreros de Corea del Sur, contra una ley de flexibilidad laboral que se parece, como dos gotas de agua, a los decretos menemistas de fin de año.


Poco antes de la Navidad, el gobierno hizo pasar en una sesión secreta, en la que los legisladores oficialistas fueron reunidos de apuro, y a escondidas, y que sólo duró seis minutos, una ley que acaba con la estabilidad laboral. Autoriza a las patronales a despedir masivamente, a alargar la jornada de los que queden trabajando y a contratar, incluso, personal temporario (precarizado) en caso de necesidad. Entonces comenzó el ‘Coreanazo’.


Las centrales sindicales –consideradas ilegales por el gobierno– llamaron a una huelga de 24 horas para el día siguiente de la Navidad. En las grandes plantas automotrices y en los grandes astilleros –el corazón de la economía coreana– el paro fue total. Lo mismo sucedió en la red de subterráneos y en el transporte público de la capital y las grandes ciudades, y en los hospitales de todo el país. En las grandes fábricas, los obreros quemaban efigies y retratos del presidente. ¡‘Coreanazo’!


Ya era un paro extraordinario, cuando los obreros comenzaron a abandonar las fábricas y a marchar encolumnados hacia el parlamento nacional (en Seúl) y hacia los centros de poder político local en las grandes ciudades. ¡‘Coreanazo’!


Y el ‘coreanazo’, que había empezado el jueves 26 de diciembre como una huelga de 24 horas, siguió el viernes, el sábado, el domingo … Las centrales sindicales convocaron a la huelga general y a continuar con las manifestaciones callejeras”por lo menos hasta el año nuevo”. Y los obreros siguieron ocupando las calles y las grandes plazas.


Ya han pasado cuatro días de movilizaciones y, a pesar de la represión policial, las manifestaciones callejeras son cada vez más numerosas. “Fuera las leyes del demonio”, es la consigna del ‘Coreanazo’.


Los obreros están decididos. “Si el gobierno usa la fuerza para quebrar las huelgas –advierte el dirigente de uno de los sindicatos–, lucharemos por derribar al gobierno” (The Washington Post, 28/12).


La enorme huelga activa –declarada ilegal– de un movimiento obrero proscripto hizo temblar a la burguesía. “En un intento de calmar la situación, el mayor grupo empleador del país, dijo que sólo usaría las atribuciones que le otorga la nueva ley de despidos en caso de emergencia” (Financial Times, 28/12). Los trabajadores ‘pasaron por alto’ la ‘oferta’ y las manifestaciones siguieron. ¡‘Coreanazo’!


Conforme el ¡‘Coreanazo’! se vigorizaba, la Bolsa de Seúl se pinchaba, hasta alcanzar el viernes su nivel más bajo en cuatro años. El contraste entre ‘la Bolsa’ y ‘la vida’ patentiza el temor de la burguesía … cuando la realidad está poniendo en evidencia que la ‘emergencia’ a que se refería el capitoste capitalista está a la vuelta de la esquina.


Corea –uno de los ‘tigres exportadores’ asiáticos– presentó, este año, un enorme déficit comercial, y se anuncia su duplicación para el año próximo, como consecuencia de la caída de las exportaciones. Además, cuando los diarios acusan a la huelga de haber derrumbado a la Bolsa, señalan que la caída bursátil fue apenas del 1,2% en los últimos días. En otras palabras, que la Bolsa ya se había ‘desinflado’ bastante antes que los obreros fueran a la huelga.


En Corea se está pinchando otro de los ‘globos’ del publicitado ‘milagro’ capitalista. Los trabajadores tienen los alfileres en sus manos.