Huelgas y manifestaciones de masa en Rusia

Gigantescas protestas y manifestaciones obreras de masas han tenido lugar en toda Rusia contra el gobierno de Yeltsin. “Centenares de miles de empleados, docentes y trabajadores de otras ramas participaron hoy en una protesta nacional desarrollada en toda Rusia” (La Nación, 13/4). La Federación de Sindicatos Independientes, que organizó la jornada de huelgas, denunció que “el gobierno adeuda más de 1.140 millones de dólares en salarios atrasados y que hay trabajadores que no cobran sus salarios desde hace dos años” (ídem).


El no pago de los salarios es practicado regularmente por los gerentes de las empresas estatales —y también por los de las “privatizadas”. Los burócratas —sean estatales o “privados”— fugan sistemáticamente al exterior lo que le roban a los trabajadores.


Las protestas han sido especialmente fuertes en San Petersburgo —donde marcharon 60.000 manifestantes—, en Siberia y en el oriente ruso: “centenares de miles de trabajadores marcharon por toda la isla de Shajalin y en las regiones de Primorsky y Khabarovsk”. En la región de Primorsky se viene registrando una ola de huelgas obreras, entre ellas la importantísima huelga de los 11.000 mineros del carbón.


Desde hace tiempo, las huelgas por el pago de los salarios atrasados se vienen repitiendo en la Rusia yeltsiniana con la regularidad de un reloj –las más importantes han sido las de los mineros de febrero, la de Aeroflot y la de la planta automotriz Autovaz. Pero la del miércoles 12 es la primera jornada de huelga y protesta a escala nacional de todo el Estado y que unifica a los trabajadores de un sinnúmero de gremios. “Muchos de los manifestantes reclamaban la renuncia inmediata del presidente Boris Yeltsin … y ondeaban banderas rojas” (ídem).


El debate en la clase obrera y las consignas de carácter abiertamente político parecen ganar un lugar cada vez mayor: los mineros se encuentran preparando una huelga general por tiempo indeterminado, entre cuyos reclamos se encuentra la inmediata renuncia de Yeltsin. “Nosotros pusimos a Yeltsin en el poder —dice un minero de Vorkuta refiriéndose a las grandes huelgas de 1989 y 1991 que golpearon a Gorbachov y facilitaron el ascenso de Yeltsin— y podemos echarlo” (The Financial Times, 14/3). La “sensibilidad política entre los mineros es extraordinaria”, dice el diario de los banqueros londinenses, porque el gobierno de Yeltsin, siguiendo las directivas del FMI, prepara el cierre de la tercera parte de las minas y el despido de la mitad de los mineros.


Frente a un gobierno golpeado por el fracaso político de su invasión a Chechenia, por la fractura del alto mando militar, por la crisis económica galopante y por los enfrentamientos en el propio seno de la camarilla gubernamental, la manifestación nacional del 12 de abril puede significar el inicio de un alza generalizada de los trabajadores rusos.