Importantes huelgas en Europa y en Estados Unidos

En las últimas semanas se han venido desarrollando en Europa y en los Estados Unidos una serie de importantes luchas y huelgas que, por sus características, importan, y mucho, a los trabajadores argentinos.


Iberia: huelga general contra los despidos y la reducción salarial


Los sindicatos aeronáuticos de Iberia han lanzado una huelga general que paralizó por completo los aeropuertos españoles. Los trabajadores rechazan el llamado “plan de salvataje” de la empresa, que pretende escapar de la quiebra mediante el despido de más de 5.000 trabajadores, la reducción de los salarios y el aumento de la “productividad” de los que queden.


El gobierno de Felipe González ha anunciado la inminente quiebra de la compañía aérea española si no se reduce el “costo laboral”: de esta manera, los capitalistas pretenden descargar sobre las espaldas de los trabajadores el peso de la crisis capitalista y el costo del proceso de concentración de capitales que ésta provoca. Los trabajadores españoles han rechazado de plano ser los “patos de la boda” y anunciaron el bloqueo de los accesos a los aeropuertos, concentraciones en el interior de los mismos y en el centro de las ciudades, y hasta el bloqueo de las pistas de aterrizaje. El ejemplo de los trabajadores de la Air France, que con estos métodos obligaron a la rendición del gobierno de Balladur –que pretendía despedir a 4.000 trabajadores– está presente en la mente de todos, trabajadores y patrones.


La huelga de Iberia está muy lejos de ser una huelga “española”: cientos y cientos de trabajadores aeronáuticos argentinos están “en las manos” del pulpo estatal español y está planteado que Iberia se deshaga de Aerolíneas para tratar de escapar a la quiebra. ¿Qué esperan los burócratas aeronáuticos argentinos para declarar su solidaridad con la lucha de los trabajadores españoles y para poner a los sindicatos en pie de lucha contra las pretensiones “racionalizadoras” de la patronal?


Pechiney de Francia y Aluar de Argentina


La huelga por salarios de los 400 obreros de la planta Aluminium-Dunkerke, del pulpo estatal francés Pechiney, deja algunas enseñanzas importantes para los metalúrgicos argentinos.


Los trabajadores de la planta francesa sufrieron una larga restricción salarial como consecuencia de la baja del precio internacional del aluminio. Pero apenas percibieron que los precios internacionales del aluminio comenzaban a subir nuevamente (pasaron de 1.080 dólares la tonelada a 1.800, entre diciembre del ´93 y octubre de este año), reclamaron un aumento salarial general de 1.000 francos (un 12% del salario) y la reducción de la cantidad mensual de horas trabajadas. Después de una semana de huelga, obtuvieron un aumento de 450 francos y una pequeña reducción de las horas mensuales.


Lo que es bueno para el trabajador francés, ¿no lo es para el argentino? Los trabajadores de Aluar sufrieron la misma restricción salarial que los franceses y la patronal hasta intentó bajar los salarios nominales con el cuento de la caída del precio del aluminio. La burocracia de la UOM parece no haberse anoticiado del aumento del precio del aluminio ni de los superbeneficios que, gracias a los salarios congelados, está obteniendo la patronal.


Otra enseñanza importante para los trabajadores argentinos: la planta de aluminio de Dunkerke es una de las más modernas del pulpo Pechiney y en ella la producción está organizada en “círculos de calidad” , como los que muchas patronales metalúrgicas quieren imponer en nuestro país. Los “teóricos” de la “moderna organización del trabajo”, tanto aquí como en Francia, pretenden que con los “círculos de calidad” se terminan la organización sindical y las luchas obreras. El periódico  francés Lutte Ouvriere comenta que, en sus inicios, el nuevo sistema despertó ilusiones entre los trabajadores de la planta. Pues bien, bajo la presión del capitalismo –es decir, de los salarios de miseria y la extensión de las horas de trabajo– “los círculos de calidad se volvieron contra sus iniciadores” y se convirtieron en la base de la huelga. Parafraseando la película de Tanguito, “porque la lucha de clases es más fuerte”.


Francia: piquetes y ocupación en GEC-Alshtom


Al mismo tiempo que se cerraba la huelga de la planta de aluminio, comenzaba una vigorosa ocupación de la planta de GEC-Alshtom, una planta que fabrica turbinas de gas, en la localidad de Belfort, en reclamo de aumento salarial.


La planta –en la que trabajan 600 obreros, en su mayoría jóvenes– forma parte de un “parque industrial” del mismo pulpo, que ocupa a 7.500 trabajadores. Con la ocupación y con los piquetes, los huelguistas de GEC-Alshtom lograron paralizar el trabajo en todas las plantas a pesar de la podrida campaña de la burocracia: “GEC tiene sus propios problemas; las demás plantas los suyos”, fue la consigna con que los burócratas pretendieron, sin éxito, quebrar los piquetes.


La huelga de la GEC-Alshtom despertó una gran solidaridad en la región, que se expresó en una muy masiva marcha de apoyo en la que se destacó la presencia de los trabajadores mecánicos de la planta de Peugeot en la zona.


Después de más de veinte días, al cierre de esta edición, la ocupación se mantiene firme.


Superexplotación, huelga y victoria en la GM de Buick City. ¿Y por Córdoba cómo andamos?


Después de una semana de huelga, los 12.000 trabajadores del complejo de Buick City de la GM –que abarca 25 plantas en Michigan– impusieron un importante retroceso a la patronal.


La huelga se desató, simplemente, porque la superexplotación ya había superado todos los límites tolerables. Los trabajadores dijeron basta a las jornadas de 12 horas diarias, a los seis días por semana (¡más de 250 horas mensuales!) y al aumento de los ritmos de producción, que pasó de 65 a 77 coches por hora. La inacabable voracidad patronal por el beneficio estaba produciendo una verdadera masacre: al momento de comenzar la huelga, de los 12.000 trabajadores del complejo, había más de 1.000 con licencia por distintos tipos de enfermedades laborales. Este es el “modelo” de planta que la GM ha montado en Córdoba, con el consentimiento de la burocracia de José Rodríguez.


El reclamo de la huelga fue que se incorporen más obreros; la patronal tuvo que retrocer accediendo a la incorporación de 700 nuevos trabajadores. El periódico The Militant, que comenta el conflicto, señala que el reclamo de la incorporación de nuevos trabajadores representa “un importante cambio sicológico” en los obreros de la GM, que tendían a ver a los nuevos trabajadores más como competidores que como compañeros.


La victoria en la GM significa también un importante apoyo para la huelga de la Caterpillar, que ya ha entrado en su quinto mes contra el intento patronal de imponer una “superflexibilidad