Islandeses se rebelan

Se niegan a pagar "delirio bancario"

Thomas Borchert (Agencia DPA)

Poco a poco se instala en Islandia un ambiente de rebelión, en medio de noticias cada vez peores sobre la crisis financiera.

“¿Qué responsabilidad sientes tú luego de que mis deudas se cuadruplicaran a pesar de que pagué todas las cuotas y no asumí nuevos préstamos?”, le preguntó esta semana ante 2.000 personas un ciudadano común al primer ministro de Islandia, Geir Haarde.

Tímidamente, el jefe de gobierno respondió: “De alguna forma, todos tienen responsabilidad”. Agregó que la suya propia deberá ser establecida por una “comisión de la verdad” independiente.

“La forma en que fue responsabilizado nuestro gobierno recuerda a los tribunales populares chinos durante la Revolución Cultural”, afirmó el comentarista Oskar Gudmundsson. Aunque se trató, por cierto, de un “tribunal popular” muy amable y benigno.

Luego de que los tres principales bancos de Islandia quebraran en octubre, la inflación alcanzara el 20 por ciento y la corona islandesa alcanzara el valor de las monedas de Europa del Este, los 320.000 ciudadanos de la isla del Atlántico viven en un estado de conmoción permanente.

“Islandia se hunde, y nadie sabe cuándo tocaremos fondo”, comenta sobre el estado de ánimo Andri Snar Magnason, uno de los portavoces del movimiento de protesta, en rápido crecimiento.

A la última marcha, que se realiza todos los sábados frente al “Althing” (Parlamento), asistieron casi 10.000 personas, movilización inaudita para la pequeña Islandia. Hay madres solteras, que de un día para otro deben enfrentar aumentos de alquiler del 100 por ciento. Hay miembros de la clase media que se sienten al borde del abismo por la explosión de los créditos para sus departamentos y coches nuevos. “Somos el pueblo”, dicen sus carteles en medio del frío cielo de Islandia, que se oscurece rápidamente.

Todos comparten la sensación de que el gobierno no hizo nada mientras unos banqueros extremadamente ambiciosos y “osados” jugaban a la ruleta con el país y perdían. La OCDE calcula que las deudas totales de los tres bancos: Kaupthing, Glitnir y Landsbanki quintuplican el Producto Interno Bruto (PIB) anual de Islandia.

Gran parte de la población también está endeudada personal y directamente, ya que los bancos otorgaron a sus clientes locales los créditos vinculados con la inflación y las divisas extranjeras, cuyo valor se ha disparado. Se espera que en 2009 el desempleo se dispare de un dos por ciento actual a 10 por ciento. Además el Estado debe reducir fuertemente sus gastos.

“Para la gente, este sistema está igual de destruido que el de la Alemania comunista antes de la caída del Muro. Y más y más corrupto”, dice el escritor Einar Már Gudmundsson. Es uno de los que han vuelto a ser activos políticamente, y exige el reemplazo del gobierno por un “gabinete de expertos”. “¿Por qué los ciudadanos debemos pagar toda la cuenta por la locura de los bancos y la inactividad del gobierno?”

La cantante pop Björk entregó a Haarde un paquete de “buenas ideas” para solucionar los problemas actuales. Incluye el ingreso a la Unión Europea, hasta ahora rechazado por el primer ministro. A través de Internet, Björk trabaja estrechamente junto a Magnason y otros jóvenes islandeses que hasta ahora nunca habían sido activos políticamente.

De hecho, Magnason ve cosas positivas en la grave situación. “Ahora, todos nuestros banqueros desempleados repentinamente tienen mucho tiempo libre. Es gente muy educada, inteligente. Ojalá podamos usar estos recursos de forma sensata y duradera, y no precisamente para llevarse el dinero”.