“Miles de ancianos sobrevivientes del Holocausto, muchos de ellos con el número de preso grabado en el brazo, con pijamas a rayas y la estrella amarilla que debieron usar en los campos de concentración, se manifestaron frente a las oficinas del primer ministro Ehud Olmert en protesta por la dura situación económica que sufren en Israel” (Clarín, 6/8).

Como informó Prensa Obrera en abril (N° 886), de los 250.000 sobrevivientes de los campos nazis que viven en el Estado sionista “180.000 no reciben ninguna ayuda del Estado y unos 80.000 subsisten con ingresos por debajo del límite de la pobreza -la mayoría, rusos, que ni siquiera cuentan con la compensación vitalicia de 125 euros que paga Alemania”. Muchos han regresado a Alemania, donde los subsidios son más altos y la atención médica es gratuita.

La movilización fue convocada en repudio a un aumento “insultante” de 20 dólares ofrecido por el gobierno “a los más necesitados”. Los oradores acusaron a Olmert de “jugar a la solución biológica” y “de intentar completar aquello que los nazis no pudieron”.

El gobierno intentó infructuosamente frenar la movilización, que fue acompañada por “miles de personas que respondieron al llamado de los sobrevivientes”. El corresponsal de Clarín en Tel Aviv confirma las denuncias de Prensa Obrera: “En la práctica, la situación de los sobrevivientes en Israel es peor que en gran parte de los países europeos, y esto se ha agravado con el paso del tiempo”. Omite decir que los diferentes gobiernos israelíes “han ocultado durante años alrededor de 700 millones de euros y robado cientos de millones de shekels a los muertos del Holocausto y sus descendientes en concepto de compensaciones y por la recuperación de bienes judíos saqueados por los nazis” (PO N° 886)

Olmert, “consciente del impacto de estas declaraciones en su país y en el extranjero”, anunció que se discutirá un incremento de los subsidios. Pero acusó "a los que explotan el Holocausto para intrigas políticas” y se quejó del nivel “intolerable” del debate: “Publicar una foto de una mujer con un pijama a rayas y una estrella amarilla para hacer un llamamiento a una manifestación rebaja el debate a un nivel intolerable”.

Esa es la estatura moral de los verdugos de Palestina. El Estado sionista martiriza incluso a aquellos a los que usó y usa para dar fundamento a su existencia. Como señaló Yosef Cherni, de 82 años, sobreviviente del gueto de Varsovia y de Treblinka, “con sus actos, el Estado de Israel incurre en la negación del Holocausto”.