Internacionales

29/10/2018

Italia, ley de presupuesto y crisis política

Matteo Salvini (titular de la Liga Norte), Luigi Di Mao (vicepresidente) y Giuseppe Conti (primer ministro)

Antes de que la Comisión Europea, el FMI, la bolsa de valores o los soldados del gran capital expresen su opinión sobre la Ley de Presupuesto, es fundamental que la izquierda que se reivindica clasista realice un análisis y construya un pronóstico político sobre la misma.


– El "gobierno del cambio" retoma una clásica propuesta antiobrera de los gobiernos burgueses, es decir, un blanqueo. La posibilidad de declarar hasta el 30% en negro, con un techo de 100.000 euros, es una puñalada por la espalda a trabajadores y jubilados que pagan sus impuestos moneda sobre moneda.


-El gobierno que, según lo proclamado por 5 Estrellas, tuvo que nacionalizar hasta lo imposible, incluye en la Ley de Presupuesto privatizaciones por 10.000 millones y una desinversión de activos inmobiliarios públicos de más de 2.000 millones para 2021. 


-Las condiciones de la reforma de la “Ley Fornero” [Ndt: ley de reforma jubilatoria] (con un costo de 7.000 millones) siguen siendo un misterio. Si bien parecen haber llegado a un acuerdo sobre la llamada cuota 100 (62 años de edad + 38 años de aportes), el Gobierno no ha clarificado si, a partir de febrero de 2019 (fecha en la cual deberían entrar en vigencia los nuevos criterios), aquellos que se jubilen tendrán derecho a percibir una pensión completa o una reducida. Todo nos impulsa a considerar que la segunda hipótesis es la más probable, lo cual implicaría que muchas personas, debido a la reducción de su ingreso, optarían por continuar como trabajadores activos. 


-La introducción del “reddito di cittadinanza” [Ndt: ingreso universal] (con un costo de 9.000 millones de euros) está vinculada a la reestructuración de las oficinas de empleo (coste previsto: 1.000 millones de euros), que hoy en día cuentan con una plantilla de 8.000 trabajadores. El pago de este ingreso (780 euros) está atado a la asistencia obligatoria a cursos de formación y a un máximo de tres despidos. Más allá de que es poco probable que las oficinas puedan atender un número de solicitudes de empleo equivalente al total de desempleados que buscan trabajo, el DEF no establece cuál será el radio máximo dentro del cual una oficina podrá ofrecer empleo a un desocupado. Se ha barajado una distancia de 100 km o, a lo sumo, de una zona regional. Pero el DEF no ha dado indicios al respecto, lo cual, en el estado actual, puede significar que una persona desempleada se vea obligada a aceptar un trabajo a varios cientos de kilómetros de su residencia.


-La Ley de Presupuestos prevé un impuesto plano (flat tax) del 15% para los profesionales, cuyo umbral quedaría establecido entre los 30.000 y 50.000 euros anuales. No está planteada ninguna reducción impositiva para trabajadores ni para jubilados.


-La previsión de una reducción del porcentaje de la deuda en relación el PBI es una quimera, ya que el Gobierno estima que para 2021 el porcentaje se reducirá al 126,7% del PBI (130% en 2019, 128,1% en 2020, 126,7% en 2021) sobre la base de un supuesto crecimiento del PBI del 1,4% (1,2% en 2019, 1,6% en 2020 y 1,4% en 2021). Sin embargo, estos índices fueron considerados como poco fiables por el Banco de Italia y la Oficina Presupuestaria del Parlamento. Es evidente que la falta de crecimiento prevista sólo agravará la relación deuda/PBI y socavará el intento de armisticio con las instituciones europeas y los mercados.


Además, si el Gobierno, ante las críticas que seguramente esgrimirán la Comisión Europea (y el resto de las instituciones europeas) y de cara a las elecciones europeas de 2019, marcha hacia un choque frontal con Europa, se acelerará la tendencia hacia una crisis financiera y al default. El miércoles pasado, el horizonte comenzó a aclararse: el Tesoro [Ministerio de Economía y Finanzas] vendió 6.000 millones de BOTs a un año [obligaciones del estado italiano, n.d.t.] aumentando a más del doble su tasa de interés. Esto es un reflejo de que el Estado italiano tiene una dificultad creciente no sólo en el financiamiento económico de sus condiciones previas, sino también, en términos más generales, en mantener su posición en la división mundial del trabajo. Todo esto se enmarca en un contexto de crisis capitalista global, el fin de las políticas expansivas de la FED y del BCE, la desaceleración de China y, recientemente, de Alemania, la grave crisis de Argentina, Turquía y Ucrania. La izquierda clasista y el movimiento obrero italiano deben prepararse para una gigantesca crisis financiera e industrial, varias veces superior a la griega.


17 de octubre 2018