Izquierda Anticapitalista cede ante la extorsión de Podemos


Izquierda Anticapitalista (IA), que se constituyó como partido en 2008, ha decidido en su segundo congreso, realizado el domingo 18 de enero, extinguirse como partido y constituirse en asociación. Se intenta disimular este paso enarbolando la consigna “no nos disolvemos, mutamos”.


 


¿Por qué se disuelve IA? La cúpula que quitó de en medio a IA en el núcleo dirigente que tomó por asalto Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, impuso la incompatibilidad de otros partidos políticos dentro del suyo. La medida está destinada a impedir la militancia dentro de Podemos de otras organizaciones de izquierda dispuestas a pescar en sus aguas “transversales”.


 


Tratando de explicar esta “mutación” IA plantea que “seguimos apostando por construir Podemos como cuando lo fundamos junto con otros compañeros, como un instrumento electoral útil para la mayoría social trabajadora”. Pero el partido Podemos se construyó, en parte, gracias al esfuerzo militante y la capacidad organizativa de IA, que puso toda la organización al servicio de ese objetivo sobre la base de un programa diluido, que no planteó nunca una ruptura con la Unión Europea (UE) ni el rechazo e impago de la deuda de España que supera el 100% del producto interior bruto, ni el reparto de las horas de trabajo ni la expropiación de las empresas que cierren y de la banca extorsionadora. Muy por el contrario, se adaptó al concepto de auditoría de la deuda y la permanencia dentro del euro -es decir a la subordinación a los capitales más concentrados de Europa, encabezados por el imperialismo alemán.


 


 


No a las “definiciones de clase”


 


Peor, ahora el programa de Podemos ha quedado en una elaboración “colectiva” policlasista sin orientación en manos de los círculos -¡organizados por profesión!- que ha girado hacia la derecha de forma aguda y se ha convertido en un verdadero reflejo de las esperanzas de supervivencia en los márgenes del capitalismo de la pequeñoburguesía española exprimida hasta la última gota por la crisis económica. En consonancia con esta formulación calificada de “transversal”, agitan el argumento de que las definiciones de clase no son viables. Por el contrario, la dirección de Podemos pretende englobar a “todos y todas” en un mismo saco de medidas que quiere hacer creer que es posible reformar el capitalismo y redistribuir la renta, con la imagen de Venezuela y Bolivia en mente.


 


En España, el desarrollo de la crisis ha ido liquidando a los partidos tradicionales, de forma más lenta que en Grecia, pero no menos inexorable. Plagados de corrupción, son aparatos destinados al saqueo de la sociedad y constituyen una polea de transmisión de las necesidades del capitalismo en quiebra y del traslado de la crisis a los trabajadores, a cambio de las prebendas que extraen de su función de administradores.


 


Ilusiones


 


El surgimiento de Podemos como alternativa electoral ha desatado fuertes ilusiones democráticas en el electorado desencantado del Partido Socialista (PSOE) y de Izquierda Unida. Una corriente importante de la pequeñoburguesía se ha visto reflejada en su crítica a la “casta” política. De forma paralela, los dirigentes de Podemos han ido diluyendo sus posiciones en una reverencia hacia la parte más moderada del centroizquierda con el objetivo de ganar votos. Esta estrategia ha quitado todo el espacio político a Izquierda Unida, un frente cuyo eje vertebral es el Partido Comunista. Izquierda Unida ha entrado en una crisis colosal, al igual que el Partido Comunista. La batalla interna en Izquierda Unida enfrenta a quienes no quieren diluirse en un frente con Podemos en las elecciones municipales, de momento, y quienes están dispuestos a hacerlo. El PC apoya a estos últimos, conciente de su catástrofe electoral.


 


IA sufre la proscripción por parte de su propia criatura. No es la primera vez que una organización vinculada al Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional -de la que es miembro ahora como Asociación Anticapitalista, como en su momento la LCR- se cobija bajo las mantas de los movimientos “transversales”.


 


La izquierda en España debe construir su alternativa sobre la base de la delimitación respecto del oportunismo en la lucha por un gobierno de los trabajadores con una organización independiente de la burguesía.