La AFL-CIO apoya con todo a Clinton

La burocracia sindical norteamericana se ha lanzado de lleno a la campaña por la reelección de Clinton. Con los 35 millones de aportes sindicales destinados a ese propósito, “Es el esfuerzo político más masivo que jamás hemos realizado”, declaró John Sweeney, el presidente de la central sindical (Le Monde, 28/8).


La burocracia intenta, según su propio presidente, “poner en pie una estructura política, de la base a la cima” (ídem). Para ello, la burocracia destinó 90 rentados sindicales a la tarea de organizar grupos de trabajadores sindicalizados en todo el país que trabajen por la reelección de Clinton. Su objetivo es recuperar el voto de los trabajadores sindicalizados en favor de los demócratas: según las encuestas, en las últimas elecciones parlamentarias, el 40% de los afiliados a los sindicatos votó por los republicanos.


La campaña sindical por Clinton ha desatado un violento contraataque de los republicanos, que han comenzado juicios contra los sindicatos por el uso de sus fondos para campañas políticas. Así, los sindicatos están en el centro de la batalla electoral.


El empeño en la campaña reeleccionista desnuda las limitaciones políticas de la nueva dirección de la central AFL-CIO (ver PO 473, 14/11/95) y las contradicciones de este sector de la burocracia sindical, uno de cuyos sectores minoritarios acaba de impulsar la creación del Labor Party. Aunque el Labor Party no apoya a Clinton, no ha prohibido que sus sindicatos y sus militantes participen activamente en la campaña de la reelección.