La banca de inversión apuesta al derrumbe

En medio de la crisis financiera, Goldman Sachs, “el más grande banco de valores del mundo”, informó que en el “trimestre de mayor ganancia en 138 años”, sus ingresos netos subieron 79% en el tercer trimestre, a 2.850 millones de dólares.”


¿Cómo ganar dinero, cuando los negocios de la banca de inversión hacen agua por todos lados al reducirse el crédito que alimenta sus negocios? El analista da la respuesta: “apostando contra los bonos de hipotecas que enturbiaron el mercado del crédito” (Bloomberg, 20/9).


Una mano a la crisis hipotecaria


Luego del colapso de dos fondos (Hedge Funds) administrados por Bearn Stearns en agosto pasado, se corrió el velo sobre los turbios negocios de los grandes bancos de Wall Street, con riesgosas apuestas de alto endeudamiento, basadas en hipotecas fraudulentas y predadoras de los deudores, quienes están siendo desalojados por millones.


En el juego de rapiñas, Goldman Sachs prevee zafar con astutas inversiones contra los bancos rivales. Apuesta a beneficiarse con su hundimiento y del sistema financiero.


Sus ganancias se originaron en una “especulación bajista (short positions) en hipotecas, que más que compensaron su propio inventario en préstamos hipotecarios de baja calidad y valores relacionados” (ídem).


Victoria pírrica, contra sus propios clientes


Para sobrevivir, Goldman Sachs impulsó negocios perjudiciales para sus propios clientes, sin importar que la quiebra de estos amenazara con la destrucción del mercado de capitales e inclusive con su propio futuro.


Las apuestas fueron realizadas también en la dirección contraria a la aconsejada a sus clientes, como lo revelan las fabulosas pérdidas contraídas por los fondos de alto riesgo (Hedge Fund) que administra Goldman Sachs.


Su fondo “Global Equity Opportunity cayó 23% en agosto, la mayor declinación conocida”. Otro fondo, Alpha, el mayor bajo su gestión, “cayó 22,5%” y acumula pérdidas del “34,9% en el año”. Esto llevó a los inversores a retirar fondos por “1.600 millones” y obligó a Goldman Sachs a “inyectar 2.000 millones (de sus propios fondos) y 1.000 millones de los inversores particulares, para mantenerlo solvente” (ídem). La crisis capitalista se desenvuelve, entonces, en línea con las propias leyes del capitalismo — o sea la búsqueda del beneficio.


En Londres apuestan a la caída de Northern Rock


Muy ilustrativo es también lo sucedido en la principal plaza financiera de Europa, Londres.


La reciente corrida bancaria contra el banco Northern Rock tuvo su origen en la desaparición del mercado de crédito, del cual dependía el banco “por tres cuartas partes de sus fondos” (The Economist, 20/9). Como se ve, no fueron los ahorristas los que desataron la corrida sino los capitales que “especularon a la baja de sus acciones” (vendían al contado para recomprar a futuro, apostando a hacerlo a precios inferiores o de quiebra).


O sea que los pares del mercado de capitales, al ver expirar la fuente de los negocios de Northern Rock apostaron al negocio de colapsar al banco. Lo que finalmente lograron. Sus acciones cayeron un 70%, y los ahorristas vieron “acorralados” sus depósitos. El Banco de Inglaterra tuvo que salir a garantizar la totalidad de los depósitos, transformando en deuda pública a la deuda privada del Nortehrn Rock.


El Banco de Inglaterra


La intervención del Banco de Inglaterra obedeció a que la magnitud de la corrida puso en peligro al conjunto del sistema bancario británico.


The Economist indicó la “preocupante vulnerabilidad en la arquitectura del sistema finaciero británico”, esto por la “amplia disparidad entre préstamos y depósitos”.


La plaza financiera que se precia de ser una de las más sólidas del planeta mostró una “brecha de fondos” entre lo que han prestado los bancos y lo que tienen de sus depositantes de “530.000 millones de libras (1 billón de dólares)” a diciembre pasado, que se “amplió con posterioridad” (ídem).


O sea que las apuestas contra Northern Rock y están revelando la vulnerabilidad de todo el sistema financiero británico.


La corrida contra el Northern no ha cesado al día de hoy. Para “mantener sus negocios”, ha “sido forzado a endeudarse en más de 5.000 millones de libras (10.000 millones de dólares”, lo cual ha sido posible por los generosos créditos (emisión monetaria) del Banco de Inglaterra. En consecuencia, la libra esterlina se ha derrumbado a “cerca de su menor precio en más de dos años y media” (Bloomberg, 29/9).