La baraja de la revolución egipcia

LA NUEVA CONSTITUCION


People queue outside a polling centre to vote in a referendum on Egypt's new constitution in Cairo

El referéndum en Egipto por una nueva Constitución fue respaldado por el 98,13% de los votantes con una participación del 38,59% del electorado. La convocatoria al referéndum trascendió la reforma de la Constitución y se transformó en un plebiscito por la confirmación del general Abdul Fatah al-Sisi en el poder. Al-Sisi aspira a ser el nuevo presidente electo para las elecciones presidenciales que se convocarían en marzo.

La nueva Constitución y la Constitución de 2012, realizada por el presidente depuesto Mohamed Morsi, de los Hermanos Musulmanes, son similares. En líneas generales, ambas ratifican el poder del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (SCAF) sobre el parlamento y el presidente. La Constitución aprobada amplía y otorga poderes políticos permanentes a la cúpula militar que ni Mubarak detentaba. A partir de la nueva Constitución, el ministro de Defensa es ratificado por el Consejo Nacional de Defensa por los próximos dos mandatos presidenciales. El presupuesto de las Fuerzas Armadas es autónomo y su monto se establece por el Consejo Nacional de Defensa. Se elimina el cupo de 50% de trabajadores y campesinos en el parlamento, una cuota que existía desde la era del presidente Gamal Abdel Nasser. También habrá juicios militares a civiles cuando se encuentren amenazadas la conscripción, los fondos públicos o las propiedades militares. Estos artículos dan rango constitucional al estado de sitio y la eliminación del derecho de huelga. El Ejército egipcio es propietario de la gran industria del país y produce el 40% del PIB nacional.

El SCAF declaró al partido los Hermanos Musulmanes como una organización terrorista hacia la convocatoria al referéndum. También encarceló a militantes de HM y a sus principales dirigentes, y asesinó a miles de sus partidarios. Los Hermanos Musulmanes se manifestaron en las calles y llamaron a boicotear el referéndum. La escasa participación en las urnas anunciaría una impasse y una potencial nueva crisis política en Egipto. Los Hermanos Musulmanes son hoy el chivo expiatorio de la política de la cúpula militar, pero fueron el relevo político del ejército luego de la caída del ex dictador Mubarak. Los artículos de la Constitución de 2012, promulgada por los Hermanos Musulmanes, legitimaron el pleno poder político nacional de la cúpula militar en caso de una crisis política. El SCAF salvó el poder político del ejército pero liquidó el resorte social que desempeñaban los Hermanos Musulmanes. En la historia del Egipto moderno, los Hermanos Musulmanes fueron la red de asistencia social más importante del país. Perseguidos durante la dictadura de Mubarak, fueron tolerados por su papel moderador en la lucha de clases y por el carácter policlasista del partido.

El documental “The Square”, que se estrenó el 17 de enero y ganó el festival independiente Sundance, narra la confrontación entre los revolucionarios de la plaza Tahrir y los Hermanos Musulmanes, y en el seno de ambas organizaciones. Los revolucionarios de la plaza Tahrir explican sus limitaciones: “Nos limitamos a declararnos a favor o en contra de las consignas de otros partidos”. Pero remarcan sus esperanzas: “la revolución es permanente (…) tiraremos a los gobiernos que se opongan”. La dirigencia de los Hermanos Musulmanes jugó un rol contrarrevolucionario cuando desafió el doble poder político de la plaza Tahrir. El documental muestra el lento pero valioso proceso de destilación y aprendizaje político de las masas que participan en la plaza Tahrir, a pesar de las diferencias religiosas. La política de la cúpula militar se alineó con la política norteamericana “antiterrorista” para Medio Oriente, para quebrar esa experiencia revolucionaria. El PC egipcio y el Frente de Salvación Nacional dirigido por Hamdin Sabahi, nacionalista nasserista, que salió tercero en las elecciones nacionales, acompañan a la cúpula militar contra la revolución de Tahrir y los trabajadores musulmanes.

La Primavera Arabe ha desatado la lucha política por el poder entre musulmanes, liberales y élites militares, muchas veces laicas.Túnez vive un balance de fuerzas entre todos los bandos. Siria vive una guerra civil sangrienta, por los intereses antagónicos imperialistas de Rusia, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Egipto tiene una minoría musulmana, una minoría cristiana y un ejército laico nacionalista que regula el balance de fuerzas, por ahora, detrás de escena. El crupier de la Primavera Arabe es la crisis mundial, que baraja el poder político a favor del imperialismo o de alguna facción nacional subordinada. En Egipto, las huelgas iniciadas por los sindicatos derrocaron al dictador Mubarak. Todavía debe emerger un quinto jugador en la mesa: la clase obrera, que realiza su experiencia política entre baraja y baraja.


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El documental “The Square”
puede verse en Internet