La burocracia sindical y Sarkozy

La andanada de anuncios antiobreros y antipopulares de Sarkozy no ha encontrado una respuesta de las direcciones sindicales francesas.


Sus críticas a la anulación de las cargas sociales han sido incluso más tibias que las de algunos economistas burgueses (que denuncian el agujero fiscal que provocan).


Las centrales sindicales, además, han comenzado a “discutir” con el gobierno la ley del “servicio mínimo”. Al finalizar una reunión con Sarkozy y su primer ministro Fillon, Bernard Thibault, secretario general de la CGT, se declaró “conforme con el diálogo”. Sobre la ley del “servicio mínimo”, Thibault declaró que “no hay ninguna razón para prejuzgar” (oposición) (Le Monde, 30/5).


Otro alto dirigente de la CGT, Alain Guinot, escribió que “Rechazamos todo encierro en una ‘postura de resistencia’ (…) no nos podemos limitar a decir no” (Le Monde, 2/6).


Todas juntas, las burocracias de las distintas centrales mantendrán a mediados de mes una “mesa” con las patronales y el gobierno sobre la “reforma laboral”, que buscará un “consenso” para “reformar” el seguro de desempleo y de la ley de contrato de trabajo (Le Monde, 1/6).


Lo que la prensa define como “el Estado de gracia social” del nuevo gobierno (Le Monde, 31/5) es, en castellano sencillo, una enorme entregada de la burocracia sindical.