La campaña y los votos del PT


El Partido de los Trabajadores obtuvo más de 3.500 votos en esta elección (0,15%), lo que es poco, pero esta cantidad cuadriplica a los votos obtenidos en las internas de junio. Refleja parcialmente una campaña cuyo impacto fue superior al de cualquier otra. Por primera vez fuimos reconocidos como una tendencia en el escenario nacional.


 


Obtuvimos votos en todos los departamentos, incluso en aquéllos donde no teníamos referentes. Por ejemplo, en Maldonado obtuvimos 133 votos (0,12%) sin contar allí con una organización ni haber podido realizar siquiera una recorrida por la prensa. Estos votos surgen de nuestras intervenciones en la prensa nacional, debido a una nueva reglamentación que nos permitió hacer llegar las listas a cada mesa de votación (antes dependía exclusivamente de cada partido).


 


Durante la campaña fueron surgiendo contactos y militantes que permitirán construir el PT en ciudades y departamentos donde no existíamos. Hoy tenemos compañeros que militan o colaboran con nosotros en Soriano, Cerro Largo, Rivera, Artigas, Salto, Paysandú, Río Negro, Colonia, Tacuarembó, Durazno, Maldonado, Rocha, Florida, Canelones y Montevideo, San José, Treinta y Tres. Se ha logrado un salto organizativo en varios departamentos a partir de esta campaña política.


 


Fue notorio el acercamiento de trabajadores de la enseñanza. Más allá de nuestra larga implantación en este gremio, golpeó nuestra denuncia al planteo de Tabaré Vázquez de introducir el “voucher educativo” (modelo chileno). Compañeros que rompían con el PCU y el FA se acercaron al PT indignados por la posición del FA. También cuenta el prestigio entre los trabajadores de la educación: participamos en las direcciones de casi todos los sindicatos docentes y no docentes, que el año pasado protagonizaron una gran lucha sindical.


 


 


También tuvo su impacto nuestra denuncia del aumento de la edad de retiro.


 


Nuestra intervención no se limitó a la propaganda de ideas socialistas. Vinculamos esa perspectiva general con la defensa de las conquistas de los trabajadores, amenazadas por los gobiernos del FMI en el marco de la crisis capitalista. De esta manera, facilitamos el acercamiento de los trabajadores a las posiciones revolucionarias. Algún compañero que no veía viable el no pago de la deuda externa destacó, sin embargo que éramos los únicos que habíamos denunciado el aumento de la edad de retiro o la privatización de la enseñanza, y que planteábamos eliminar el impuesto a los sueldos o subir el salario mínimo.


 


Hemos dado un salto político después de mucho tiempo. El escenario para la izquierda revolucionaria ha comenzado a cambiar.