La clase obrera (literalmente) toma el escenario


Después de por lo menos una década y media de estancamiento, el movimiento de la clase obrera de Turquía está dando un gran paso hacia adelante gracias a la acción militante de los obreros de la empresa estatal –ahora privatizada– Tekel, un monopolio estatal de tabaco y bebidas alcohólicas. La resolución y tenacidad puestas en la lucha por los 12.000 obreros de Tekel y sus familias produjo un impacto electrizante en grandes sectores de la clase trabajadora, a pesar de la obstinada resistencia de la dirección de la burocracia de la Confederación General de Trabajadores (Turk-Is), la mayor de Turquía.


El origen del conflicto en Tekel es la privatización de la compañía, que se completó a principios de 2009 a pesar de la fuerte resistencia de los trabajadores. La British-American Tobacco, la nueva propietaria, despidió a miles de trabajadores. Tekel es una gran empresa cuyas fábricas están diseminadas por todo el país. Trabajadores de 43 fábricas y de 21 ciudades han dado una resuelta lucha militante. En Ankara, durante 38 días, han estado viviendo en carpas improvisadas en las afueras de los locales centrales de la CGT turca (Turk-Is), en el invierno helado. En un referendo reciente, a pesar de 24 días en lucha, los votos por “sigamos la lucha” alcanzaron una proporción del ¡99,6%!, tanto en Ankara como en las provincias.


El ritmo de la lucha fue elevándose por la acción solidaria del resto del proletariado. Por primera vez, la confederación de empleados públicos organizó un día de paro por sector a finales de noviembre. Coincidió con el comienzo de una acción de los ferroviarios estatales. Otros sectores de trabajadores y empleados públicos, especialmente los bomberos de Estambul, también se sumaron. Rápidamente, sindicatos y trabajadores de un amplio espectro fueron dando su solidaridad con los trabajadores de Tekel. Incluso la CGT turca tuvo que declarar, aunque no se implementara consistentemente, una hora de paro todos los viernes.


La intransigente actitud del gobierno en la fase inicial jugó a favor de los obreros de Tekel. El feroz ataque de la policía a los trabajadores en el cuarto día de lucha creó una reacción violenta no solamente entre la clase obrera, sino también entre gran cantidad de gente en general. Frente al crecimiento del apoyo a los trabajadores, el gobierno sintió que debía hacer algunas concesiones, pero fueron de naturaleza simbólica. El gobierno de los semi-islamistas (y enteramente neoliberales) del AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) sabe que no puede acceder a las demandas de los obreros de Tekel cuando tiene en las gateras las privatizaciones de la industria del azúcar y la energía.



Sublevación


El referendo inició una segunda etapa. Una fuerza de 12.000 trabajadores con sus familias llegó a Ankara y mantuvo una vigilia de 72 horas, que culminó con una manifestación organizada por la CGT. Cerca de 100.000 trabajadores participaron de la marcha, la mayor desde 1999. La multitud cantó constantemente consignas que apoyaban la huelga general. El presidente de la CGT, un tal Mustafa Kumlu, catapultado a esa posición por el gobierno de la AKP, hizo un discurso anodino, que no decía nada concreto acerca del camino a seguir.


La indignación que creó esta situación impulsó a los trabajadores de Tekel a subir a la tribuna. Allí comenzó un tire y afloje entre los miles de trabajadores de Tekel y los miles de miembros de grupos socialistas, de un lado, y los burócratas sindicales por el otro. Los trabajadores repetían incesantemente una consigna que originariamente fue la marca de la izquierda socialista: “¡Huelga general, resistencia general!”. Los burócratas, por su parte, trataron de sacar a los trabajadores del podio y lograr su desbande. Finalmente, un sindicalista de la dirección de la CGT turca prometió llevar la exigencia de la huelga general a los órganos directivos. Así se llegó al final de esta inusual sublevación de los trabajadores contra la burocracia sindical. Cualquiera sea el resultado subsiguiente, este solo episodio de la lucha de Tekel ha entrado en los anales de la lucha de clases en Turquía. Fue la primera vez que abiertamente los trabajadores se rebelaron contra la burocracia durante una acción de masas.


Esta rebelión alentó a trabajadores de otros sectores y amplió las fisuras entre la burocracia de la Confederación. Ahora, burócratas de todo tipo están hablando de la huelga general. (Es necesario puntualizar que la huelga general está fuera de la ley en Turquía, un país que casi no tiene ninguna tradición en este tipo de acción; entonces, una huelga general es un hecho mucho más explosivo en el contexto turco que en otros países.) Así, en el día 38 de lucha, la CGT tuvo que advertir al gobierno: o hacen algo antes del martes 26 o tendremos que ir a “una huelga solidaria”.


Actualmente, se encuentran 140 trabajadores en huelga de hambre, con miles más que desean unirse a ellos pero que son impedidos de hacerlo por médicos y sindicalistas simpatizantes, quienes temen por ellos, después de casi 40 días de agotamiento en el frío de Ankara.


El DIP, inmerso en la lucha


Iniciativa para un Partido Revolucionario de los Trabajadores (DIP), la sección turca de la CRCI, ha sido parte de la lucha de los trabajadores de Tekel desde el primer día. Fueron impresos tres boletines en miles de ejemplares que se repartieron entre los trabajadores. Los camaradas estuvieron literalmente día y noche con los trabajadores. Se enviaron a Ankara equipos desde otras ciudades durante el referendo, duplicando el número de militantes.


El DIP participó en la manifestación de Ankara junto con militantes y simpatizantes de todas partes de Turquía, con un elevado espíritu y de manera disciplinada. A pesar del modesto tamaño de sus columnas, jugamos un importante papel en el tire y afloje entre trabajadores y burócratas.


También intelectuales que simpatizan con el DIP lanzaron la “Plataforma de los Intelectuales por la Lucha de Tekel”. La Plataforma fue firmada por cerca de 400 académicos, escritores, etc. Nuestro camarada Sungur Savran fue invitado al canal nacional de televisión para hablar sobre la lucha de Tekel. Sin andarse con rodeos, Savran hizo un ataque frontal a la burocracia derechista de la CGT turca, diferenció su posición de la de aquellos que simplemente trabajan para una concesión que salve la cara a los trabajadores de Tekel, abogando por la generalización de la lucha a todos los sectores de clase y claramente defendió una huelga general.


La línea de Savran fue la que el Partido siguió desde el principio. Planteamos la exigencia de la huelga general y una recomendación a los trabajadores para crear un Comité de Resistencia, compuesto por representantes elegidos democráticamente en los 43 lugares de trabajo.


La Cuarta Dimensión


Turquía ha sido tardíamente sacudida por poderosas contradicciones, que han llevado al país casi al borde del precipicio. Por un lado, la lucha en curso entre las dos alas de la burguesía –el ala dominante laica pro-occidental y la ascendente ala islámica– ha alcanzado proporciones de una guerra política civil. Por otro lado, la guerra kurda de 25 años de antigüedad ha entrado ahora, aparentemente, en una nueva etapa. Hay un peligro de crecimiento del chauvinismo turco contra los kurdos, azuzado conscientemente por el Estado y todas las fuerzas políticas burguesas. Como telón de fondo, por otra parte, se tambalea la perspectiva de que Turquía se acerque a la guerra que conducen los Estados Unidos, sea en Afganistán (donde ya Turquía tiene tropas, pero ninguna misión de combate), en Irak (donde alguna de las anteriores funciones de las actualmente retiradas tropas de Estados Unidos pueden ser ahora entregadas a Turquía), Irán (cuya campaña nuclear armamentista perturba seriamente al ejército laico de Turquía) o Georgia (en su conflicto con Rusia). Esta perspectiva tiene relación directa con la política interna turca y, a su vez, está condicionada por las otras contradicciones. Bajo el estrés de estos tres conjuntos de contradicciones, Turquía se ha convertido en un polvorín.


El signo más alentador en la lucha de Tekel es el hecho de que turcos y kurdos están luchando juntos. Tekel tiene fábricas en el dominado oeste del país y en la parte tabacalera y rica del Este poblada por los kurdos (hablando propiamente, en el Kurdistán turco). Al principio, los trabajadores turcos estaban tan infectados, como el resto de los turcos, con una hostilidad hacia los kurdos. Fue precisamente por esta razón que muchos izquierdistas, bajo los efectos de una política de identidad nacional, mantuvieron originalmente distancia con la lucha de Tekel. Nosotros defendimos sin vacilar la idea de la “fraternidad de los pueblos”, como la izquierda de Turquía llama a la solidaridad entre los kurdos y turcos. Esto es precisamente lo que lentamente sucedió. Es ahora un lugar común escuchar a muchos obreros turcos de Tekel decir: “¡Si no fuera por los kurdos, no podríamos haber llegado tan lejos!”.


La lucha de Tekel también reordena la sociedad a lo largo de las líneas de clase. Hasta hace un poco, la sociedad turca (que excluye a los kurdos) dividía sus simpatías entre los dos campos de la burguesía. Ahora, una clara posición de la clase obrera está superando estas dos alianzas.


Turquía parece estar entrando en un nuevo y prometedor escenario.


21 de enero de 2010